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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

La conversación cara a cara entre Solari e Isco es imprescindible: esto no puede seguir así

Isco, judador del Real Madrid Club de Fútbol
Tomás González-Martínel

Isco afirma que piensa continuar en el Real Madrid para ganar títulos. Perfecto. Pero su situación no puede mantenerse así. Su caché  desciende y el entrenador debe decidir si cuenta con él o lo descarta definitivamente. La conversación entere técnico y futbolista, cara a cara, es necesaria y se hace obligada.

El Real Madrid desea que entrenador y futbolista hablen cara a cara para limar una situación que merma el ambiente del equipo. El técnico señala que el malagueño no trabaja con la motivación necesaria y esa es la causa de solo haber sido titular en dos de los trece partidos dirigidos por el argentino. El club pide al responsable del plantel que intente recuperar esa actitud del andaluz y, si no hay reacción del futbolista, tomará una decisión de futuro. La entidad pide soluciones porque el caché de Isco pierde valor al ser el jugador número 16 del Real Madrid por minutos disputados. Isco dice que desea seguir. Pues que lo demuestre con actitud.

Solo ha sido titular en dos partidos con Solari. El entrenador argentino le ha tenido cómo suplente en otros once encuentros. Francisco Alarcón, Isco, no puede continuar así. O juega o debe ser traspasado, sea en enero o en junio. La relación entre el entrenador y el futbolista no existe y es tan tensa que se convierte en demasiado evidente ante la afición y ante la prensa. La tirantez se escucha, se masca, agrede. El Real Madrid desea que Solari e Isco mantengan ineludiblemente, un dialogo abierto para solventar esta situación.

El técnico y el futbolista deben reunirse en el regreso de las vacaciones navideñas. La necesidad es tan irrevocable como que ambos comparten vestuario y no pueden evitarse. No deben eludirse. El Real Madrid quiere que Isco continúe en la casa, pero si esta diatriba persiste en el tiempo tampoco cierra las puertas a un posible traspaso, sea en el inminente mercado de invierno o en el verano. Para el club este diálogo de besugos, inexistente por falta de un mínimo entendimiento primario, no puede continuar. Debe atajar este distanciamiento, porque el valor del futbolista, considerado el líder por Luis Enrique para la selección española, se deprecia periódicamente. No puede ser que un jugador sea el líder de la selección española y se convierta en el futbolista número 16 en el Real Madrid desde que Solari está. En este antagonismo hay mucho más que fútbol. Nada menos que quince futbolistas han disputado más minutos que el malagueño. Lo peor no es que sea reserva, sino que tampoco es habitual en los tres cambios de cada partido. Ahora mismo el andaluz es un suplente residual. También se lo ha ganado con su carencia de actitud.

Hay una disparidad de caracteres. Isco era titular fijo para Lopetegui. Fue el hombre fundamental del equipo madrileño y de la selección española. Jugó con el preparador vasco incluso tras su operación de apendicitis, la dolencia que rompió su estado de forma magnífico. Julen Lopetegui volvió a alinearle un mes después de su paso por el quirófano, aunque no estaba en condiciones de subir y bajar en cada partido. El guipuzcoano le sacaba para crear en ataque, pero no bajaba a defender y eso se notó en partidos que el Real Madrid falló. Su mala condición física, consecuencia de su repentina reaparición tras la operación, era evidente. El 5-1 en el Camp Nou fue el final para Lopetegui y el final también para Isco. Llegó Solari y el primer día le dijo en la cara que se pusiera en buena forma. No jugaría hasta que recuperase un buen estado físico. El argentino también le pidió cambiar su estilo de juego y eso fue el detonante de esta situación.

Solari le expuso que deseaba un ataque más rápido y que no detuviera el contragolpe. Que soltara antes la pelota. Es decir, le estaba rogando que cambiara su estilo, que no caracoleara. Al malagueño le sentó bastante mal. Así empezó una mala relación que ha acabado en esta crisis que ahora el Real Madrid intenta solucionar.

El colmo del enfrentamiento se produjo en Eibar cuando Solari sacó a Isco en el segundo tiempo con el 3-0 en el marcador. El malacitano se tomó esa entrada al campo como un castigo. Como una burla, como si le apuntarán como culpable de una derrota que ya se había producido en el primer tiempo. Isco no le dio la mano al entrenador. Discutió con Santiago Sánchez, ayudante del técnico, antes de partir hacia Madrid. Esa  pelea verbal formalizó todo el antagonismo que hoy vemos y vivimos cada día en las declaraciones y en los comportamientos. El castigo disciplinario fue viajar a Roma y no vestirse. Quedó relegado en el estadio Olímpico romano. La sanción interna se hizo externa, pública, notoria.

El Madrid busca soluciones prácticas. Es un club práctico por experiencia de la historia y quiere solucionar esta guerra de la cocina del vestuario que mina la unión del grupo. El entrenador debe utilizar en el campo a Isco si lo considera conveniente, olvidando que no tenga “feeling” con él. Pero Solari afirma que no es una cuestión de disparidad de caracteres, piensa que hay falta de voluntad y de motivación en el futbolista y prefiere otros hombres disciplinados que cuando salen intentan comerse el balón. Isco no se lo come, cómo hacen Marcos Llorente y Dani Ceballos, eso es verdad, pero los comportamientos de ambos son crudos, insostenibles en el tiempo.

Solari le dio quince minutos frente al Kashima en las semifinales del Mundial de Clubes y después no le concedió ni un minuto en la final. Tampoco jugó frente al Rayo en la última jornada liguera del conjunto blanco. Los números no engañan. Isco ha participado en 17 partidos pero solo ha disputado 872 minutos. Es decir que en realidad ha jugado una decena de partidos completos en esta temporada. Ha marcado cuatro goles y ha dado una asistencia. Ahora mismo no cuenta para el entrenador. Isco se ha visto superado por Ceballos, por Fede Valverde y hasta por Asensio, también discutido.

Debe producirse una conversación cruda, directa. El Real Madrid exige una charla cara a cara, sin diplomacias hipócritas, para solventar esta situación, porque Isco valía 140 millones de euros hace tres meses y hoy no pagarían más de 80 por él. Ya tuvo muchas ofertas de Inglaterra cuando renovó por el Real Madrid hace un año. El 14 de septiembre de 2017 amplió su contrato hasta 2022, pero siempre le sonaron bien las campanas millonarias de Inglaterra a Francisco Alarcón, aunque ese fútbol tan físico no sea el más conveniente para el fútbol técnico de Isco. Pero esa es otra historia.

En el Real Madrid tienen claro que Solari tiene la misión de recuperar la motivación del futbolista y si el entrenador manifiesta ante la empresa que el jugador se ha cerrado en banda y no reacciona, dominado por la soberbia, será el Real Madrid quién deberá buscarle una salida. Lo que no puede ser ante el Real Madrid, ante su afición y ante la selección española y sus seguidores es que un jugador sea el líder del equipo de España y el gregario número 16 en la plantilla del Real Madrid. Algo pasa que trasciende al propio fútbol. Los entrenadores y los jugadores no sólo están para rendir, sino también para fomentar el ambiente idóneo que provoque un mejor rendimiento. Es ese es un cometido de Solari y también del futbolista. Y si Isco no quiere reaccionar porque ya piensa en marcharse, que lo haga cuanto antes.

Ramos lanzó un mensaje de lo que debe hacerse en Abu Dhabi. El capitán le brindó su gol en la final del Mundial de Clubes para buscar ese ambiente ideal que ahora no existe. El capitán, experto en mil lides, veterano en mil situaciones complicadas en la cocina interna del vestuario de un equipo, ha hecho una labor que debe hacer también el entrenador. Sí el  argentino comunica al club posteriormente que es imposible, porque Isco no cambia,  ya sabe el club lo que debe hacer, pero el Real Madrid debe germinar un ambiente propicio para ganar y ahora mismo no existe, por eso pide al entrenador que haga un esfuerzo de trabajo psicológico.

Los desplantes del malagueño, no poniéndose la corbata en el avión y quedándose con el chándal puesto en la celebración del Mundial de Clubes, sin lucir la camiseta blanca, son detalles que evocan una indisciplina que en el campeón de Europa nunca se ha permitido. La conversación entre el jefe del plantel y el futbolista es necesaria para tomar una decisión posterior irrevocable.

que los datos no engañan. Isco ha jugado 17 partidos esta temporada, con 872 minutos reales de competición y un promedio de 51 por encuentro. Lleva cuatro goles y una asistencia. Pero con Solari ha sido titular en dos partidos y suplente en once de los trece encuentros dirigidos por el argentino. No ha jugado ni un minuto en cuatro encuentros. El malacitano ha disputado a las órdenes de Solari 316 de los 1.170 minutos vividos por el club con el argentino al mando. Con Lopetegui todo fue distinto para el malagueño. Isco jugó 10 de los 14 partidos que dirigió el guipuzcoano, faltó a cuatro por su operación de apendicitis, pero en los otros diez encuentros disputó 978 de los 1.260 minutos a las órdenes de Julen. Era el líder de su Real Madrid. Hoy es el futbolista número 16. El líder de la selección española es un suplente gregario en el club blanco. Deben hablar. Por el bien del Real Madrid y de ellos mismos. Lo harán en las próximas horas.

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