Hay que conocer la idiosincrasia y el espíritu del Real Madrid para saber cómo hace las cosas y el respeto que profesa a sus profesionales. Pongamos las cosas en blanco. El Real Madrid no pensaba fichar un guardameta ahora. Keylor ha ganado los ocho títulos de Zidane y se ha ganado a la vez el valor como cancerbero titular del club. Es la situación especial de Kepa Arrizabalaga la que le exige meditar su fichaje en este mercado de invierno y abordar una situación que la entidad madridista no deseaba acometer inicialmente.
El portero vasco acaba contrato en junio y sabe que el presidente del Athletic, Urrutia, le sentará en la grada desde el 1 de febrero si no renueva por el conjunto vizcaíno. Eso significará que no disputará ni un solo minuto de competición. Y supondrá que Julen Lopetegui, por coherencia, no le seleccione para el Mundial de Rusia. Kepa le ruega al Real Madrid que le fiche ahora, en enero, para poder jugar partidos y evitar la presión infernal de no competir y vivir en Bilbao con ese peso, pisoteado por cinco meses de críticas como los que sufrieron Javi Martínez y Fernando Llorente hace un lustro.
Esa es la diatriba que maneja el Real Madrid. El club blanco lo tiene claro. Por experiencia, por poso, por sabiduría. Por la consolidación de una forma de comportamiento labrada en ciento quince años de leyenda. Kepa puede venir, pero Zidane ha expuesto al club, a Keylor y a la plantilla que eso no atañe a la confianza depositada en el arquero costarricense. El entrenador ha explicado a la plantilla, con Ramos al frente como capitán, que Navas es el portero titular y que lo continuará siendo. No se duda de él. Sergio Ramos, los otros capitanes y el resto de líderes del plantel han subrayado la exigencia de un respeto con Keylor que nunca se ha puesto en duda. Eso lo ha señalado el Real Madrid antes que nada y por delante de todo.
El club blanco ha meditado fichar a Kepa ahora, por 20 millones, y que venga en junio, pero el cancerbero se quedaría igualmente sin jugar en el Athletic y pide que le traigan ya. Arrizabalaga sabe que si viene al Madrid ahora disputará partidos de Copa y algunos de Liga. Jugará cada dos, tres o cuatro semanas, según las situaciones. Y al mantenerse en competición iría al Mundial.
Esa es la decisión que el Real Madrid estudia para decidir en cuestión de horas. De la misma manera que ya ha dejado muy claro a la plantilla y a Navas que el guardameta centroamericano es titular. Otra cuestión es que Kepa le quite el puesto paulatinamente. O que una lesión haga jugar al vasco. Precisamente, las dos lesiones de larga duración del costarricense hacen pensar que el fichaje de Arrizabalaga es conveniente.
Hay una tercera vía, el futuro de Kiko Casilla si se ejecuta el fichaje de Kepa. El Real Madrid preguntará en esa hipótesis al catalán si desea quedarse o prefiere marcharse. Tiene contrato hasta 2020, lo mismo que Navas. No se fuerza la marcha de un profesional con contrato en vigor. Casilla decidirá. Si elige irse, se analizarán opciones en las ligas alemana, francesa e italiana.
Otros temas Tomás González-Martínel