El entrenador lo sabe. Maneja como nadie los hilos que llegan a los corazones. El 91 por ciento de los socios apoya e Mourinho y le ruega que se quede. No le pide, le ruega. Las expresiones colaterales de las encuestas, que no constan en las votaciones, son sintomáticas.
José Mourinho se ganó a los socios del Real Madrid a los pocos meses de su firma por el club. Sus palabras sembrando los objetivos de futuro gustaron al aficionado. La meta era conseguir que el equipo destronara al Barcelona de su reinado. Sin más. Tan simple como fuerte. Y lo ha conseguido.
Ya no es, el azulgrana, el conjunto que arrasaba a todos por donde pasaba. El técnico le ganó la Copa del Rey en su primer año de trabajo en la casa blanca. En el segundo conquistó la Liga. Lo hizo con un triunfo épico en el Camp Nou (1-2) para sentenciarla. Y también le derrotó en la Supercopa.
En la temporada actual le ha derrotado en la Copa, en el Camp Nou, con otro 1-3 histórico que llevó a los hombres de Mou a una nueva final copera. Ese 1-3 inolvidable se sumaba al 1-2 de la Liga 2011-12, la de los récords madridistas, con 100 puntos y121 goles, como referentes del golpe de estado dado al viejo poder establecido. Esas dos victorias en casa del gran enemigo acabaron con un complejo que se había extendido entre el madridismo. Ya se deseaba más la derrota barcelonista que el triunfo madridista. Era el sino de un problema que ahora ya no existe.
Todos son datos, hechos, alcanzados en la era de Mourinho, gusten o no a sus detractores, que son mayoría. El luso ha frenado el monopolio azulgrana. Al preparador le quieren echar casi todos los líderes de la prensa. Critican sus comportamientos, sus actitudes. Y por eso minusvaloran su labor como entrenador. Los socios rechazan la postura general de los medios y le defienden a muerte. Y cuanto más le acosan, más le apoyan. Es para pensárselo. Los medios.
Otros temas