El campeón de todo se preparó al máximo para conquistar las dos Supercopas, triunfó en las dos competiciones y la plaga de ocho lesiones y dos recaídas frenaron una andadura que después se complicó con la pérdida del estado de forma de los jugadores que cayeron en combate, especialmente Benzema, Marcelo, Varane y Bale, que pagaron caro el volver a empezar en septiembre y en octubre, según los casos. Bale, incluso, ha vuelto a empezar de nuevo ahora, pero su preparación ya estaba conseguida durante un mes de duro trabajo.
Hoy, a finales de noviembre, Zidane argumenta con hechos el optimismo que esgrimía hace dos semanas y que nadie se creía. Empieza a tener todo el plantel a su disposición. Recupera a Kovacic, Keylor y Bale. El croata, un motor que ha sido echado mucho de menos, puede competir ya. El guardameta costarricense esperará una semana. Bale reaparecerá ante el Fuenlabrada el próximo martes. En la enfermería blanca solo quedará Ramos, víctima de una fractura nasal, que pretende jugar en San Mamés el 2 de diciembre, con la mente puesta en el Mundial de Clubes y en el clásico del 23 de diciembre. El entrenador razona que Marcelo, Modric, Benzema y Cristiano se encuentran en proceso de su mejor forma, como demostraron los goles en Nicosia, y los tres lesionados que ahora dejan de estarlo se suman a ese salto adelante. El campeón de casi todo empieza ahora otra temporada. Por eso dice su técnico que la Liga no está perdida.
Zidane observa que sus hombres lo dan todo en la Champions y ofrecen todo lo mejor de su nivel en Europa. Y ahora quiere que, conseguida la clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones, centren todo su esfuerzo físico y mental en el campeonato español, porque opina que el título liguero aún es posible. Enjuicia que es factible porque el torneo tiene muchos rivales potentes y los resultados que ahora se desviaron en contra del Real Madrid pueden tornarse hacia otro lado en cualquier momento. Y no vamos a incidir en los nefastos arbitrajes sufridos por los blancos, que le han privado al menos de cinco puntos. El francés analiza que hay seis puntos que Real Madrid y Barcelona deben dirimir entre ellos y después hay muchos enemigos, como el Valencia, el Villarreal, el Sevilla, la Real Sociedad y el Atlético, que pueden decantar muchos resultados porque son difíciles de superar.
Zidane solo deja para el análisis una cuestión: ¿Si la Liga está a siete puntos dentro de dos semanas, se dirá que el Real Madrid no aspira a defender su corona? Todo cambia en una jornada, en una derrota. Quedan muchos puntos y siete meses de pelea para tirar la toalla ya. Y el conjunto madrileño no tira la toalla al suelo ni en la playa.
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