Cuando Florentino Pérez regresó al Real Madrid en 2009 para dirigir una nave a la deriva, volvió con una política muy clara de futuro, forjada con su equipo de ayudantes: fichar a futbolistas muy jóvenes, a los talentos en ciernes, porque son los que tienen hambre de titulos y saben que poseen calidad para triunfar.
Florentino Pérez, que se ríe cuando le acusan de ser director deportivo, y comenta con humor que así es mejor porque le otorgan todos los créditos del éxito, se ha apoyado siempre en José Ángel Sánchez, Zidane, Ramón Martínez y otros consejeros anónimos e igualmente importantes, incluidas viejas glorias no tan antiguas, para contratar jugadores y plasmar una filosofía que acordaron desde 2009 que era la ideal para el futuro. El proyecto, que será eterno, es que los jóvenes genios solo necesitan superar cuanto antes la presión de lo que significa militar en el Real Madrid para soltarse y dar toda su magia al equipo. Cuanto más jóvenes, menos presión sienten. Y como son talentos del balón, realmente sienten menos presión que nadie.
Marco Asensio es el ejemplo. Nunca ha notado la presión para triunfar. Salió el primer día en la final de la Supercopa de Europa en Trondheim y marcó un golazo. Para el mallorquín, jugar es el sentido de su vida, es una necesidad mental de explotar su magia. Lo mismo sucedió con Isco.
Ahora, Mbappé, 18 años, quiere repetir ese sendero del éxito. Es un maestro del balón y quiere jugar en el equipo más importante del mundo. Desea ser entrenado por su ídolo de la niñez, Zidane, el artista del fútbol que le hizo soñar con hacer eso mismo en un campo de fútbol. Y cuando ha visto que el artista también lo es como técnico, no ha dudado en pedir su traspaso al Real Madrid. Clase tiene a raudales. Y un jugador de calidad suprema es el mejor profesor para triunfar. Mbappé desea ser del Real Madrid. Este año o el que viene, pero anhela jugar en el mejor equipo del mundo al lado de su icono. No siente presión en el campo pero sí presiona para fichar por el mejor equipo y su mejor entrenador.