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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

El barcelonismo ya no se mofa de Florentino

Tomás González-Martínel

Al vaivén del mejor Barcelona de la historia, con una camada irrepetible de jugadores formada por Messi, Puyol, Xavi, Iniesta, Piqué, Busquets y Víctor Valdés, el barcelonismo radical, irrespetuoso, lanzó aquella campaña de menosprecio en los años 2010 y 2013 que expresaba con ironía que lo mejor que le podía pasar al club azulgrana era que siguiera Florentino Pérez en el Real Madrid.
El presidente blanco realizó grandes fichajes desde 2009 en su llegada a la casa blanca en su segunda etapa. Cristiano, Xabi Alonso, Benzema, Ozil, Bale, Isco y otros muchos. Creó un plantilla de futbolistas jóvenes que dio réditos en la campaña 2011-2012, con la Liga de los récords, y especialmente en este último trienio, con dos Champions, dos Mundiales de Clubes, la Copa del Rey de Bale y dos Supercopas de Europa. Pero no pudo ganar la Liga entre 2013 y 2016. Si no era el Barcelona, era el Atlético el campeón. Y los barcelonistas se rieron del Real Madrid hasta aquella final de 2014 en Mestalla, cuando Bale se fugó de Bartra y ganó la Copa al Barcelona como el gran aviso de lo que vendría después.
Lo que han venido son la Décima y la Undécima como dolofones de otros títulos igualmente relevantes. El barcelonismo ya no se mofa de Florentino Pérez. Ya no dice que es mejor que siga. Hoy, el Real Madrid es líder y después los resultados dirán en mayo y junio si lo confirma, pero lo que es evidente es que Piqué y el Barcelona lloran como en sus largas décadas derrotistas de Agustín Montal, José Luis Núñez y Joan Gaspart, el ejemplo del fracaso eterno del forofo sin nivel para dirigir el Barcelona al hundimiento, como le sucedió en el año 2.000 cuando Florentino Pérez le robó legalmente a Figo y el señor Gaspart le preguntaba al señor Pérez que por qué me haces esto.
Hoy Piqué llora las deficiencias de un equipo en declive y se justifica en los árbitros. No se quejan del penalti por manos de Iniesta en Villarreal. De eso no dicen nada. Solo hablan del penalti con la mano cometido por el conjunto castellonense. Siempre es así. No hablan de la falta de gol del equipo azulgrana, de sus largas vacaciones, de la carencia de rendimieno de Luis Suárez y Neymar. No. Hablan de árbitros. Esos que les ayudaron tanto durante una década sin rechistar, mientras todos lo demás equipos se quejaban. Laporta dice en petit comité que se quejan de impotencia. Porque su plantilla es floja. No hay banquillo. Messi les salva cuando puede, pero no puede hacerlo siempre.
El Madrid, sin embargo, puede alinear a Mariano y golear con Cristiano viendo el partido con Georgina desde su palco. Puede jugar con Kovacic, Nacho, Lucas, Isco, James y Morata y golear. Todos son suplentes de oro. Es la gran diferencia. El Real Madrid tiene dos equipos. El Barcelona tiene a Messi. Pero Piqué tapa todas las debilidades con los árbitros. Ya no cuela, Gerard. La única verdad es que la época dorada se acabó con el adiós de Puyol y Xavi. Y el Barceñona no ha encontrado relevos. Mientras, Florentino, ese del que el barcelonismo se reía, tiene dos equipos de oro. Hay que silbar a la planificación del Barcelona, desastrosa, sin banquillo, no pitar a los árbitros.

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