El Real Madrid exige respeto. El líder defiende su honor y el de los árbitros. El equipo y el cuerpo técnico están molestos porque no se valora lo que se hace en el campo y aducen que el VAR confirmó cada decisión del colegiado, pero eso no frenó la «alimentación artificial de la polémica», una campaña iniciada por Piqué tras la goleada madridista al Valencia y extendida por Setién tras la victoria del conjunto de Zidane en San Sebastián.
El club madrileño suma tres victorias consecutivas que le han catapultado al liderato, pero se siente molesto, menospreciado, depreciado, vituperado, porque no se valora su fútbol ni sus ocho goles y observa que solo se habla de los árbitros, como si esos ocho tantos los hubiera marcado Velasco Carballo desde un «bar» de Las Rozas. Ahora, el Barcelona quiere aplicar su “Bar (celona)” particular desde el control del Camp Nou.
El líder se siente minusvalorado, cariacontecido porque «parece que no hacemos nada en el campo». Vislumbra que se ha generado un ambiente que dicta que «si somos los primeros en la clasificación es porque nos ayudan». Y «eso es
inadmisible» para los profesionales de la entidad. Zidane es rotundo: «Lo que me molesta es que solo se habla de una cosa, de los árbitros, y parece que no hacemos nada en el campo».
Los capitanes, el resto del plantel y el cuerpo técnico del Real Madrid mantuvieron conversaciones en el vestuario de Anoeta que continuaron ayer en Valdebebas. La plantilla y los entrenadores defienden «la profesionalidad de los árbitros españoles» y defienden «nuestro honor como líderes, un primer puesto conseguido por méritos propios, no ajenos».
Ayer estaban asombrados, que no sorprendidos, por el cariz que adquirían los acontecimientos. Por esa búsqueda de la polémica con el fin de hablar solo del árbitro y del VAR, para no destacar el buen partido que hicieron.
Les indigna, sobre todo, porque tanto los futbolistas como el cuerpo técnico piensan que el colegiado catalán Estrada Fernández «acertó en todo y fue al VAR a comprobarlo». También «fue informado en todo momento por el vídeoarbitraje desde el control de las Rozas». Lo más importante para el Real Madrid es que «se ratificó en todas sus decisiones». Por todo ello, desde Valdebebas se entiende que «la polémica que se genera es ficticia, artificial, después de la actuación del vídeoarbitraje y de la confirmación de las decisiones». El Barcelona lidera esa campaña artificial para tapar sus debilidades.
Zizou juzgó las tres acciones polémicas: «Hubo penalti a Vinicius; el gol de la Real Sociedad está bien anulado porque Merino está en fuera de juego y tapa a Thibaut, y el gol de Benzema es válido». El vestuario no estaba sorprendido porque vislumbra que «se alimenta un caldo de cultivo de antimadridismo».
Desde el club blanco se subraya, en referencia al gol anulado a la Real Sociedad por fuera de juego, que a Modric se le anuló un tanto similar frente al Celta porque el colegiado consideró que Varane tapaba la visión del guardameta celtiña. Y no se montó una polémica.
El cuerpo técnico y el plantel eran claros en su visión: «Parece que molesta que el Real Madrid gane la Liga». Y sobre todo subrayaron ese latiguillo que se ha sembrado ahora: «Hasta con el VAR les benefician». Les molesta especialmente cuando se han visto perjudicados por Villar y Sánchez Arminio durante muchos años, especialmente durante la última década, en este capítulo de los arbitrajes.
Zidane ha sido contundente al analizar esta situación: «Lo que me molesta es que al final se habla solo de una cosa, de los árbitros. Aquí hay un equipo, hay partidos que hacemos desde el inicio de la temporada y parece que estamos aquí y no
hemos hecho nada en el campo. La polémica no la podemos controlar. Lo que puedo decir es que nosotros ganamos en el campo y es una victoria merecida». El Barcelona intenta vencer desde los despachos de su “bar” azulgrana.
La plantilla reflexionaba que dar pábulo a la polémica solo ayudaba a tapar los problemas de otros (del Barcelona claro). Opinaba que «con esta campaña» se apoya a quien le interesa que germine este ambiente crezca para tapar debilidades. «Hay preocupación» en el equipo del líder y en sus entrenadores. «Se han añadido todos los ingredientes para que los colegiados salgan muy presionados» en los próximos encuentros del Real Madrid, frente al Mallorca, el Español, el Getafe y el Athletic. Y les molesta porque, si existe una jugada dudosa, ahora será muy complicado juzgarla para el colegiado de
turno.
«Se ha creado un ambiente que se lo pondrá muy difícil a los árbitros, es lo que se ha buscado», señala un profesional desde la cocina blanca. «Y tengamos en cuenta que una sola decisión puede decantar una Liga».
El enojo por el factor arbitral, que se ha elevado externamente como decisivo, es importante en el grupo. El líder ha brillado en estos tres encuentros con Vinicius, con, Benzema, con Hazard, con el regreso de Asensio y esa verdad ha quedado en un segundo plano. Peligroso. Ahora, el arbitraje será la noticia perseguida en cada jornada, no el juego. La «prevaricación futbolística» está preparada.
Pero hay un litigio mucho más grave que el Barcelona tapa. El Real Madrid tiene tres denuncias directas que presentar ante la Liga. Ha denunciado una, contar solo con 64 horas de diferencia entre dos jornadas, pero cuenta con otras dos quejas que son aún más importantes y que muchos no quieren ver, empezando por Setién, que de esto no habla, solo habla de arbitrajes.
La primera denuncia es que el Real Madrid tiene que jugar siempre tras el Barcelona, con la presión de saber lo que hacía antes el máximo rival por el título.
La segunda, que ya es una queja formal y verbal realizada ante la Liga profesional, es un perjuicio contable, evidente: solo tendrá esas 64 horas de distancia entre el partido frente al Getafe, el 2 de julio, a las diez de la noche, y la visita a Bilbao, el domingo día 5 a las dos de la tarde. No se cumplirán las 72 horas mínimas que dictamina el protocolo exigido por la AFE y avalado por el sindicato internacional, FIFPro. El colmo del trato discriminatorio es que el Barcelona juega el martes día 30 de junio frente al Atlético (22 horas) y el domingo día 5 de julio en Villarreal también a las diez de la noche, con cinco días de margen, 125 horas; mientras el Real Madrid juega el miércoles 2 de julio a las diez de la noche frente al Getafe y luego el mismo domingo 5 a las dos de la tarde en Bilbao, con 64 horas de margen.
Pero el trato discriminatorio frente al club azulgrana es aún mayor y alimenta una tercera denuncia más grave y que integra a la anterior. El Real Madrid tiene 95,5 horas menos de descanso en total en estas primeras siete jornadas, ya planificadas con día y hora, respecto a los rivales a los que se enfrenta.
El equipo de Setién, por el contrario, casualidades, gana 35,5 horas de descanso sobre sus adversarios. La diferencia de descanso entre los aspirantes al título es de 131 horas, cinco días y seis horas.
El campeón vigente tiene, por tanto, nada menos que cinco días más de asueto que el líder actual en esta comparación que cubre las siete primeras jornadas planificadas con fecha y hora. Pero de esto no se habla en Barcelona, en su prensa parcial y mucho menos en el club, con Setién y Piqué calladitos.
El Real Madrid argumenta que no se habla nada de este asunto, que es bastante significativo, porque no interesa, porque rompe la campaña. Y el asunto le perjudica ostensiblemente. Zidane, que hoy cumple 48 años, cubre este problema con rotaciones. Como hizo cuando ganó la Liga en 2017. Ha utilizado diecinueve futbolistas en tres jornadas. Mañana, ante el Mallorca, dará otra vuelta de tuerca. El Barcelona le ha apretado las clavijas al colectivo arbitral. Hoy, el Athletic teme pagarlo.
Otros temas Tomás González-Martínel