Si la envidia fuera tiña, los barcelonistas estarían todos teñidos. El complejo azulgrana frente al Real Madrid es una constante que alimenta sus vidas. Lo decía Roberto Fernández muchos años antes de ser portavoz del club. No entendía por qué el barcelonsimo siempre se refería al Real Madrid para hablar de su situación. Y no comprendía que los males del Real Madrid fueran consuelo de tontos. Hace un trienio, cuando el Real Madrid ganaba la Décima con Bale en Lisboa, el derrotado Barcelona, con un nefasto entrenador argentino a la palestra, manifestaba que era “indecente” que el Real Madrid se gastara 90 millones por un futbolista. En el diccionario se habla de indecencia por cuestiones de honor y sexualidad, pero ya se sabe que el tontuno forofismo futbolístico destroza el diccionario habitualmente e incluye el dinero. Según ese complejo azulgrana, todos los ricos son indecentes, porque han hecho dinero. Pues el palco del Camp Nou, según esa idiota teoría, estaría repleto de indecentes cada cuatro días. A toda tontería se la contesta de manera muy fácil, demasiado fácil.
Indecente pagar 90 millones por Bale. Lo decía el técnico de una entidad que lustros antes tiró la casa por la ventana para fichar a Cruyff y a Maradona. Lo decía un técnico en nombre de un club que demostraba una envidia y un complejo que nunca se quitarán de encima, por muchos triunfos que Messi les firme a costa de 50 millones anuales (que son 95 brutos a pagar cada año por el Barcelona, señor Bartomeu). Esas declaraciones, perdida la Copa 2014 ante Bale en Mestalla, eran la sincera expresión de una envidia basada en la impotencia, preludio del triunfo madridista en la Champions lisboeta. Eran palabras de derrotado.
El incompetente Martino fue despedido un mes después. Y el indecente Real Madrid, dirigido por Zidane desde el de enero de 2016, ganó otros ocho títulos, con dos Copas de Europa más, pero sin hacer fichajes “indecentes”, con Isco, Asensio y compañía. Esos éxitos sin gastar un duro dejaron desencajado al barcelonismo.
La mentira que demuestra la envidia barcelonista es que Bartomeu perdió a Neymar, cobró 222 millones y se ha puesto a realizar fichajes “indecentemente indecentes” en serie. Ha pagado, o va a pagar, 300 millones en dos “cojos”, Coutinho y Dembelé, que aún no pueden rendir lo que el Barcelona espera que rindan porque están enclenques (Dembelé) o lesionados (Coutinho). Ya nadie habla de fichajes indecentes en el barcelonismo ni en el pancatalanismo independentista, que en 2014 criticó con mensaje podemita antisistema que “el Real Madrid español, de la España corrupta”, pagara 90 millones por Bale.
Hoy ya nadie dice en el barcelonismo lo “indecente” que es pagar 300 millones por dos “cojos” provisionales (Dembelé ha estado meses de baja), en un presupuesto de 800 millones. Hoy ya nadie, en el barcelonismo, dice tampoco que es “indecente” cobrar 222 millones por Neymar. Porque, ¿si es indecente pagar 90 millones por un futbolistas, dando a entender que no los vale, no es igualmente indecente engañar y cobrar 222 millones por Neymar, porque no hay nadie que valga 222 millones?. De eso, el barcelonismo no dice nada.
Hace cuatro años, el barcelonismo acomplejado y envidioso decía que el Barcelona no tenía un banco como Bankia para hacer la operación de Bale por 90 millones. No podía hacerse más el ridículo. ¿Es que el Barcelona pagaba con dinero en mano, como un trueque, sus grandes fichajes que ha realizado anual e históricamente? ¿Es que los grandes bancos y cajas catalanas no han hecho operaciones con el Barcelona periódicamente? Lo dice un club que ha sido apoyado económicamente en algunos momentos hasta por TV3 para hacer fichajes. ¿Y ahora, al pagar 140 millones por Dembelé y paar 160 millones por Coutinho, no hay bancos detrás, o Bartomeu tenía los 300 millones en la caja fuerte? Tonterías, las justas. Lo que hay que tener es un balance económico positivo para poder hacer fichajes y mantener las cuentas en color azul, como hace el Real Madrid. Recordemos que al Barcelona le aplicaron el Fair Play financiero para no superar cifras de gasto. Será por algo. Y que al Real Madrid, por el contrario, lo han elegido como ejemplo de gestión en la UEFA. Será por algo.
Miren ustedes el comportamiento del Real Madrid ante los fichajes del Barcelona. Ninguna declaración crítica. Ni su aficionados tampoco. No tienen complejo, no se critica a nadie. Era muy fácil ironizar sobre la cojera de dos fichajes de 300 millones. Ni una palabra. Porque el Real Madrid no tiene complejo ante nadie, es el referente a seguir, también para el Barcelona. El Real Madrid ve que el Barcelona actúa y el club madrileño calla. Sabe que tiene que fichar y reaccionar porque su estado presente no es bueno y el equipo necesita una renovación. Actuará con adquisiciones en verano.
Ahora, el Barcelona invierte en Dembelé, en Coutinho y quiere a Griezmann para presentar un plantel de figuras o nombres con los que obtener un patrocinador como Qatar que abone en buena medida parte de estos exceso de gastos.
El Real Madrid también busca un patrocinador para su nuevo Bernabéu. Y en verano intentará fichar a Neymar, el jugador que perdió el Barcelona. Y si el Real Madrid lo consigue, cosa nada sencilla, ¿dirán también que es indecente, porque supondrá otro récord? Para la casa blanca, cuando escucha desde el Barcelona y desde el barcelonismo que lo que hace es “indecente” es que las cosas van bien. Es que “cabalgamos, Sancho”. Y ya se sabe que cuando se echa espuma de envidia por la boca, es blanca.
Hoy, La Masía no existe. Es una cartera que paga fichajes formados en otros países. Pero de eso el barcelonismo no habla.
Hoy, el Real Madrid marcha deportivamente mal, económicamente muy bien y sabe que en julio toca generala. Pero no critica a nadie. Sabe que el problema es suyo y no lo restriega ni se compara con los demás. Lo que es indecente para sus rivales es que haya ganado tres Copas de Europa y doce títulos desde enero de 2014.
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