Extraño, surrealista. Caza de brujas. Ven lo que no puede verse. El Comité de Competición de la Federación ha ratificado la amonestación a Modric en Vigo, que despejó un balón, un rival fue a por él y mostraron tarjeta al croata sin saber por qué. Otras seis faltas de cartulina, cometidas por los celtiñas, no castigadas, conformaron el enfado enorme del Real Madrid con el estamento arbitral.
Ya sabemos que los colegiados no quieren históricamente al Real Madrid, porque Florentino Pérez apoyó siempre a los rivales de Ángel María Villar y , por ende, de Vitoriano Sánchez Arminio, pero los arbitrajes que sufre el conjunto blanco son preocupantes. El penalti de Felipe en el derbi madrileño, no señalado, privó al campeón vigente de dos puntos. frente al Elche hubo otro penalti, sobre Ramos, no pitado. Y en Vigo se hizo todo para que el Real Madrid empatara, pero no lo consiguieron, pues las entradas locales eran de amarilla y no las mostraban. Esa falta inventada de Modric permitió a Iago Aspas tirar el golpe franco en el sitio ideal y mandar el balón al poste.
El enfado es enorme en el ámbito del triunfo del Real Madrid en Balaídos. Una victoria agridulce, triunfal pero con la sospecha en la mente, generadora de optimismo pero con resquemor en la cabeza. Y Competición hace sospechar aún más. El corporativismo primitivo por cubrir un error garrafal de un colegiado llega a esta dictadura de la sinrazón.
La lucha por la Liga continúa para el equipo de Zidane, con la preocupación de un segmento, el arbitral, del que no se fían ni un pelo. El éxito del conjunto blanco en Vigo no dejó tranquilo al club. Al contrario, el enojo superaba la importancia del 1-3. Algo sucede cuando un equipo que ha ganado a domicilio está indignado. No es normal. Y todo fue por la nefasta actuación de Melero López. El excelso Karim Benzema, Modric, Kroos, todos están soliviantados. Solo el acierto del Real Madrid y el desacierto del Celta impidieron que el encuentro acabara en empate. Es lo que reflexiona la entidad del Bernabéu. Melero hizo todo lo posible para que el campeón no venciera en Galicia.
El club blanco está preocupado por la parcialidad arbitral y el último dato es el aval por 30 millones de Jaume Roures, barcelonista confeso, a Laporta, sin que los poderes intervengan. Lo permiten,
Estas fueron las palabras que los jugadores y el entrenador del Real Madrid manifestaron tras el encuentro: «Ya sabemos que los árbitros nos odian, pero lo de Vigo es muy descarado». Declaraciones internas que deberían preocupar a Velasco Carballo, el jefe de los árbitros. «Indignación absoluta del equipo con el enésimo arbitraje en contra», destacaba el cuerpo técnico del club madrileño.
El colegiado de Balaídos fue el protagonista hace tiempo del «todo ok, José Luis». La reflexión de la plantilla madridista, el día después, es la siguiente: «Y si llegan a empatarnos, ¿quién se hace responsable? Perdemos la Liga y todo se acabó por toda una serie de decisiones en contra. Es impresentable. Puedes cometer un error, pero cuando tomas seis decisiones en contra ya no son fallos». Zidane comparte este sentimiento.
Melero López se inventó una falta al borde del área madridista, en el sitio perfecto para marcar, por un pase de Modric a Lucas Vázquez que el colegiado, nefasto, convirtió en falta en contra del Real Madrid de manera sorprendente. Un jugador del Celta fue a cortar ese pase, pasaba por allí, y Melero pitó falta contra los visitantes. Dejó con la boca abierta a todos. El acta arbitral, era un invento supremo de la realidad. «En el minuto 80 el jugador Modric fue amonestado por el siguiente motivo: derribar a un contrario de forma temeraria en la disputa del balón». No se pueden decir tantas mentiras por minuto cuadrado. Modric estaba desesperado. Y ahora lo confirma Competición.
¿De verdad todo ok, José Luis?
En la expedición de Real Madrid, con la serenidad del tiempo transcurrido, se dialogaba que no era de recibo que el conjunto local cortara los contragolpes madridistas con faltas constantes y el balance final del colegiado en el acta fuera de tres tarjetas para el Celta y cuatro para el Real Madrid. Inadmisible para el campeón.
El resultado de esta labor arbitral de Melero es que el Real Madrid subraya que siente un «pesimismo mayúsculo, absoluto, respecto a los arbitrajes para los diez partidos que quedan en la Liga». Así lo siente el vestuario. Y lo palpa Zidane, que nunca lo expresa públicamente, porque tiene la elegancia de no justificar en los colegiados sus derrotas o empates.
El malestar del Real Madrid es majestuoso. La entidad medita que esto no es casual. Piensa que pudo perder dos puntos y la Liga por un arbitraje tendencioso, premeditado. Hay un dato total que define la sospecha: al Real Madrid no le señalan un penalti a favor desde el 24 de octubre. Y se ha quejado en las dos jornadas anteriores de un penalti de Reclaman seis penaltis no pitados. El aval de Roures a Laporta, un barcelonisa acérrimo que dirige Mediapro, impone los horarios de los partidos y controla las imágenes del VAR, remata la sospecha perenne.
Otros temas Tomás González-Martínel