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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Cinco años del adiós de Di Stéfano, el hombre que transformó, junto a Bernabéu, la importancia del fútbol mundial

Alfredo respetaba mucho a sus rivales, como a Luis Suárez, porque la grandeza de ellos le hacía más grande a él. Aunque Luis Suárez nunca le pagó una comida. Y Alfredo tampoco

EN PRESENCIA DE SAPORTA Y MIGUEL MUÑOZ, DON JUAN SALUDA SONRIENTE A DI STÉFANO
Tomás González-Martínel

 

Grande, único, especial. Cinco años sin Alfredo Di Stéfano y no nos hacemos a la idea. Buen amigo, inteligente como pocos, agudo en el gracejo, deportivo hasta el extremo de negarse a hablar de las ayudas que el Barcelona disfrutó en 1961 para que el Real Madrid no ganara la sexta copa de Europa consecutiva. Los blancos no la consiguieron, pero Alfredo nunca se quejó. Lo dio todo en el campo y respetó siempre a quienes también lo dieron que cuando perdía lo aceptaba como la necesidad de hacer del fútbol lo más grande de este mundo.

Quería a los rivales y los respetaba, porque la calidad de los adversarios hizo más grande la suya, como bien sabe su buen amigo Luis Suárez, el otro Balón de Oro español (Alfredo ganó dos cuando era argentino). Alfredo decía que Suárez nunca le pagó una comida porque tenía, y tiene, langostas en los bolsillos. Aunque Suárez decía que Alfredo tenía los bolsillos llenos de goles y por eso tampoco podía sacar la cartera. Al final siempre pagaba un tercero.

El 7 de julio de 2014 falleció el mejor jugador de todos los tiempos. Había nacido también en julio, el día 4 de 1926. Murió tres días después de celebrar su aniversario. Y lo hizo a lo grande, como decía Amancio: con una mariscada. Nada de tonterías. Se han cumplido cinco años desde que el madridismo despidió a Alfredo Di Stéfano, el mejor jugador de todos los tiempos y que cambió la historia del Real Madrid. La Saeta Rubia falleció a los 88 años en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, donde había ingresado dos días antes debido a una parada cardiaca. Allí estuvimos para verle, al lado de Florentino Pérez, junto a la familia del astro, en la intimidad, en su adiós hacia el cielo.  

Alfredo Di Stéfano se convirtió en una leyenda del fútbol mundial durante su época como madridista, de 1953 a 1964. A lo largo de aquellos años lideró a una de las mejores plantillas de la historia de este deporte, que conquistó cinco Copas de Europa consecutivas, una Intercontinental, dos Copas Latinas, ocho Ligas, una Copa de España y una Pequeña Copa del Mundo. Además, Di Stéfano disputó 396 partidos y marcó 308 goles oficiales en el Real Madrid.

Junto a Bernabéu transformó la idea del fútbol. El presidente construyó un estadio y fichó a Di Stéfano para llenarlo y poner al fútbol en primera línea de la popularidad como deporte, hasta dejar de ser deporte y convertirse en un espectáculo de masas de toda índole.

El mejor jugador de todos los tiempos nació en Buenos Aires el 4 de julio de 1926 y también consiguió los mayores premios individuales. Así lo demuestran sus dos Balones de Oro y el Súper Balón de Oro, con el que en 1989 France Football premió su carrera. Es el único jugador que posee este galardón. También ganó el Trofeo Pichichi en 5 ocasiones.

Más allá de su importancia como jugador, siguió vinculado al Real Madrid como entrenador y emblema del club. En el banquillo ganó una Supercopa de España y dio el impulso a la Quinta del Buitre. Debido a su importancia en la historia madridista fue presidente de honor y el estadio de la Ciudad Real Madrid lleva su nombre.

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