Eres un mito del fútbol español y del Real Madrid y no has sabido asimilar bajar de las alturas y volver a ser un jugador como lo eras en 1999, el 12 de septiembre en San Mamés, y en 2002, en Glasgow, cuando siendo suplente de César te ganaste el Olimpo con tus paradas con pies, manos y todo lo que tuvieras cerca. Íker se ha convertido en polémica desde que Mourinho le puso la cruz y le llamó chivato. Y el capitán no se ha escapado de la polémica desde entonces. Lo que no se esperaba nadie es que la generaras tú mismo en tu marcha del Real Madrid. Lo que nadie esperaba es que pidieras cantidades de dinero distintas a lo largo de tres días. Lo que nadie esperaba eran los cambios de postura económicos que has dado de un día para otro hasta volver a la situación anterior. Si no tú, el jaleo lo han provocado quienes te representan en las negociaciones. Debes elegir bien a quienes negocian por ti, salvo que hagan estrictamente lo que tú les digas, que ya lo dudamos, ya…
La meta inicial para marcharte al Oporto, destino elegido por ti, es que el Real Madrid y el club luso te pagaran tus 13 millones netos de ficha, más los impuestos, que percibirías en los dos años que te quedaban como futbolista de la casa blanca. Después, ¿tú les has dicho a tus representantes en la negociación de tu marcha al Oporto que pidieran la ficha íntegra que te debía pagar el Real Madrid, 13 millones netos, porque con la fiscalidad portuguesa al club blanco le cuestas 16,5 millones brutos en vez de 26 brutos ? ¿Y pediste aparte al Oporto que te abonara los cinco millones netos de dos años de ficha? Si esto es así, lo has hecho muy mal. Tú o tus apoderados.
Cada uno, por supuesto, puede pedir lo que quiera. Pero estas cantidades excesivas, que parecían una tomadura de pelo para ambos clubes, no las solicitaste desde el primer día de las negociaciones, sino el jueves día 9 de julio, el último día, que se convirtió en penúltimo al cambiar de postura el viernes 10 de julio y aceptar un nuevo acuerdo para irte al club portugués. Este cambio de posición lo dice todo. Porque el Oporto estaba también muy enfadado. Ahora, todo se ha reconducido.
Tú pedías que el Real Madrid te abonara los trece millones netos, como un despido, y que el Oporto te pagara luego aparte los otros cinco millones, porque afirmas que es la casa blanca la que quiere que te vayas. Pero el Real Madrid nunca te ha echado. Esa es la gran diferencia. Si tu quieres, seguirías en la entidad hasta 2017. La casa blanca te dejó carta de libertad para hacer lo que tu quisieras, a sabiendas de la posiblidad de la llegada de David de Gea. Ya dijo el Real Madrid que te ayudaría a ganar la totalidad de tu contrato actual por los dos próximos años si elegías marcharte a otro club que no pagara toda tu ficha. El Oporto ofrecía cinco millones y el Real Madrid cubría los otros ocho millones netos, más los impuestos. Ese era el pacto previo, lógico. La petición de los trece millones totales del Real Madrid más los cinco del Oporto hizo que los clubes rechazaran el jueves la situación. Ahora, todo ha vuelto a una realidad normal. Hay acuerdo para su adiós.
Íker tendrá razones para estar molesto por lo que sucedido con Mourinho y las situaciones posteriores. El Real Madrid también tiene razones para estar molesto con el capitán. Pero la imagen que ha quedado de Casillas entre la afición es de pesetero. No ha sabido cuidar ese capítulo. La decisión de pedir toda su ficha de los dos años que te restaban en la casa blanca porque al Real Madrid le cuestas menos dinero fiscalmente dice demasiadas cosas. Olvidas que desde 1999 la entidad de tu vida ha pagado un promedio del 47 por ciento de impuestos al Estado respecto a tus emolumentos. Si has cobrado una media de cinco millones durante muchos años, al Real Madrid le has costado 9,5 anualmente. ¡Cómo se olvidan las cosas y se pierde la noción de todo por culpa de las disensiones y desacuerdos personales! En una cosa tienes razón: con Mourinho empezó todo. Pero Mourinho se fue en 2013, estigmatizado. Y tú te vas ahora con un cartel económico nada agradable.
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