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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Carta abierta a Carlo Ancelotti

Tomás González-Martínel

Es usted un mago. Dice usted que celebró la victoria en Málaga dando gracias a ese cielo que tantas veces le llamó cabrón. Si eso lo dice Mourinho, sale Rouco y lo descristianiza. Lo dice usted, Carlo, y todo suena bien. ¡Que importante son las formas! Usted lo espeta todo con respeto, sin agredir, y se le acepta como un entrenador caballeroso. Su respeto por los profesionales del fútbol y su manera de callarse para no criticar a un colega, como sucedió con el Mono Burgos, le revaloriza. Mantiene usted unos códigos del balompié que son sagrados. Y sus compañeros del gremio le ensalzan por dar primacía al fútbol y a los que trabajan en él, por encima de los ataques dialécticos.

Decían de usted, algunos todavía lo sostienen, que era y es un muñeco de Florentino Pérez. Que es un técnico que se deja hacer alineaciones. Va usted y coloca el 17 de agosto a Diego López como guardameta titular, dejando con los calzones blancos caídos a quienes auguraban, con la sabiduría de los que no saben nada, que usted sería diplomático, cobarde, y recuperaría el protagonismo de Casillas. Entonces, los críticos de Florentino cambiaron el chip de sus inventos y argumentaron que era el presidente quien le exigía a usted mantener a Diego López. ¡Qué equivocados estaban y están! Para Florentino es más cómodo que Íker sea el de siempre, el primero. Se evita un desgaste interno de club y de equipo. Pero los que no saben nada no permiten que la realidad desmorone sus mentiras.

Pues sí, ha sido Ancelotti quien eligió a Diego, por orden de Vecchi. Fue usted tan honesto profesionalmente que le dijo al portero gallego que si era el mejor jugaría. No le aconsejó aceptar una de las grandes ofertas que el lucense poseía. Con la misma mano izquierda, y parte de la derecha, va usted y encuentra un puesto a Di María, que no se portó bien con usted en aquellos desplantes de los partidos frente al Olimpic de Xátiva y el Celta. Di María se acomodó ante los silbidos y usted le acomodó en el once. Es usted un artista.

Con la misma bondad de buscar lo ideal para el Real Madrid, de dar prioridad al conjunto por encima de los malos comportamientos de algunos futbolistas, ahora busca usted un lugar a Isco. Y le ha dado partidos a Jesé, la joya joven de la corona. Y ha aconsejado bien a Bale, hasta que el galés ha superado la ansiedad, ha escapado de las tensiones musculares, ha ganado al estrés mental y se ha puesto a jugar con esa velocidad de gacela que corre para que el león de su precio, 91 millones, no le devore psicológicamente. Su fábula del león y la gacela es cierta. Lo que importa es correr más que el otro. Así juega el Real Madrid. Corre más que el contrario. El estado físico del plantel es envidiable. Mérito suyo. Hasta sus adversarios lo reconocen con la boca muy pequeña.

Tiene usted a veintiún futbolistas en plena forma y le acusan de colocar a sus familiares en el Real Madrid. No se subraya que usted les paga los sueldos, claro. Eso no interesa saberlo. Usted ha encontrado misión a los nutricionistas y a varios ayudantes del preparador físico. Y ahora todo el mundo sabe que los jugadores pueden llevar una alimentación individual y programada según el metabolismo de cada uno. Y ahora ensalzan que quizá usted, Carletto, tenía razón al traerse a Fulco, Francesco y al nutricionista que viene cada tres semanas. No le quiero contar a usted la ristra de epitetos que le estaría cayendo desde ese cielo lleno de cabrones si con tanto nutricionista y preparador físico usted fuera tercero en la Liga a ocho puntos del Atlético. Estaría usted desnutrido de recibir palos.

Va usted primero en la Liga, es finalista de Copa y aspira a la Champions. No se puede pedir más. Pero los enemigos de Florentino le esperan a la vuelta de un resultado malo para pegarle a usted, que es como pegarle al presidente con el mando a distancia. Como dice radomir Antic, a usted le sonríen hasta los suplentes. ¿Por qué será?, como cantaba Jeanette. Le sonríen los reservas  porque usted habla con todos, les dice qué deben realizar para jugar, les indica a quien tienen que superar individualmente en esa competencia dual que usted planifica en la plantilla. Ninguno puede decir que el entrenador no les habla o les tiene apartados. Dialoga con todos y les dice que tendrán minutos en un conjunto que es líder en todo y que no suscita la necesidad de sentar a nadie. Y sustituye a los titulares para repartir esfuerzos y tener a los mejores frescos físicamente y a los suplentes preparados para ser ocupar esos puestos sin acusar el cambio. Ahí están Carvajal, Jesé, Illarramendi, Casillas, Varane y Nacho para demostrar esa capacidad del técnico de hacer titulares a casi todos.

Es usted, en fin, un mago del fútbol por su “savoir faire” en un plantel lleno de egos. Cristiano le alaba. Modric le da las gracias. Bale le adora. Jesé se siente mimado. Di María se siente comprendido y acomodado. Diego López se siente respetado. Benzema le ama como un padre por su comprensión. Ramos subraya su sinceridad. Pepe ensalza su honestidad profesional. Xabi comenta su rectitud como persona. Es usted un bálsamo blanco.

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