Hola, allenatore. El Real Madrid le concede todos los calificativos elogiosos posibles por su manera de gestionar un grupo de egos como es una plantilla de un club tan grande como este. Fue llegar usted y se apagó el incendio que Mourinho encendía periódicamente con sus declaraciones de los viernes. El portugués era un consejo de ministros provocador cada semana, especialmente cuando sabía que se iba. Incluso usted, Carlo, tuvo la valentía de mantener durante un año más la titularidad de Diego López y mantener sentado a Casillas. El Madrid supo vivir tranquilo con este dilema polémico. Con ese debate, usted conquistó la Décima y la Copa del Rey ante el Atlético y el Barcelona, respectivamente. No lo había hecho nadie. Ahora, en su segundo año, usted deleita con su fútbol al saber colocar a James como interior por ambas bandas, a Kroos como medio centro y a Modric como medio defensivo, que es un secreto que pocos conocen. Y usted sacó el tema de la renovación. Y ese asunto le perseguirá toda la temporada. Hay que decir unas cuantas cosas al respecto.
La primera, que es cierto que usted dijo una sola vez que desearía renovar por el Madrid y acabar su carrera en este club. Desea usted que el Real Madrid sepa que usted no insiste, que es la prensa la que insiste. El club lo sabe. Y también sabe usted que el club no estudiará si le renueva o no hasta la primavera. La entidad defiende una filosofía de actuación: es de tontos negociar ya una renovación cuando Ancelotti vino solo hace un año yfirmó hasta 2016. Para ponerse a negociar ya le habrían ofrecido directamente cuatro o cinco campañas de contrato y no tendrían que abrir este melón en quince meses. No lo abrirán.
El Madrid analizará el futuro de Carlo cuando haga una valoración de su segunda temporada. En la casa se sabe, por experiencia, que los segundos años desgastan mucho. En marzo se comenzará a valorar el trabajo. Si se aprueba su continuidad, se le ofrecerá una renovación por dos años más, hasta 1016, en mayo. Mourinho firmó su renovación también al final de su segunda campaña. Luego, no quiso seguir, pero esa es otras historia. Llegó usted para apaciguar el vestuario. Y lo ha conseguido. Ahora, debe usted asimilar una cuestión que ha tardado en comprender: el Madrid debe luchar a tope por todos los títulos, sea la Supercopa de España o la Champions, porque cualquier derrota es un fracaso para este club. En esta entidad no existen partidos menores y mayores. No hay siquiera amistosos. Y la derrota en la Supercopa de España no gustó en la casa. Decepcionó, después de la gran victoria en la Supercopa de Europa. Entienda el mensaje: se puede perder ante el Atlético, pero hágalo con sus jugadores titulares. Nada de rotaciones en las finales. Y usted las hizo.
Tras perder la Supercopa española, usted habrá entendido la idiosincrasia del Real Madrid. El reparto de esfuerzos debe dejarlo para los partidos normales. Si usted ha asimilado esa verdad, tiene muchas probabilidades de renovar hasta 2018 y retirarse aquí. El club le considera el mejor hombre para dirigir un plantel y hablar ante la prensa. Es conciliador en el vestuario y con los periodistas. Pide perdón a un informador cuando su tensión le hace excederse. También es verdad que algún informador podría pedirle perdón a usted, pero ese es otro melón que no abrirá. Habla con los futbolistas y les convence de los capítulos que deben mejorar para jugar. Y les promete que si lo hacen, tendrán minutos, partidos. Isco y Varane lo han comprobado. El malagueño y el francés son los ejemplos para el resto de suplentes.
Allenatore, el club piensa que ahora usted y sus pupilos deben dedicarse a intentar ganar títulos. Ya hablarán del futuro. Y ya sabe: en el Mundialito, con los jugadores titulares. Que para eso se han pagado 91 millones por Bale, 80 por James y 25 por Kroos. Ciao, Carlo.
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