Usted “ha vuelto”. Ha vuelto a correr como antaño, cuando le dijo a Mourinho que se ganaría el puesto. Cuando aceptó, usted, cobrar muy poca ficha para demostrar que valía para ser titular en el Real Madrid. Tres años después, Ancelotti no sabía dónde colocarle a usted, porque el fichaje de Bale le dejó a usted descolocado en el equipo. Menos mal, hablemos en plata, que las constantes recaídas de Gareth le permitieron disputar muchos partidos en los meses de octubre, noviembre y diciembre. Pero todos sabíamos que el galés superaría su ansiedad por demostrar su precio y que tarde o temprano sería titular. ¿Y usted, dónde se quedaría?
Su representante, López, le puso a usted en el mercado mediático con vistas a enero. Usted se había quedado en el Real Madrid, se había marchado Ozil, y estaba usted descontento, enfadado, con cara de pocos amigos. Su falta de actitud en Xátiva fue elocuente. No se portó usted bien ahí, reconózcalo. Un futbolista nunca sale a jugar con desgana. Mientras, Carlo se desgañitaba mentalmente por encontrarle un lugar en el equipo. Hasta que el italiano, su jefe, decidió cambiar de sistema, aplicar el 4-3-3 y situarle a usted como medio izquierda, un puesto que usted ya ejercía con la albiceleste desde hace tiempo.
Fue un acierto. Ya puede usted dar las gracias a Carletto, porque todo el sistema lo cambió por usted y por la necesidad de presentar un esquema más defensivo, que tapara la banda izquierda, pues Cristiano no defiende y Marcelo es un lateral ofensivo. Con usted se ha equilibrado el problema. Y Xabi no tiene que correr siempre hacia ese lado para tapar los socavones. Ya los cubre usted.
Su forma de presionar sin límite ante el Levante era la evidencia de su alegría. Corre usted como en la era de Mourinho. A toda revolución. Así le querían en el Real Madrid. Es usted el ejemplo de presión y entrega del equipo. Pero debió hacerlo también en diciembre, ante el Xátiva. Y los acomodamientos de enero no fueron precisamente un bonito regalo de Reyes. Hay que estar en las duras y en las maduras.
Es verdad que usted no pedía ahora más dinero, sino reconocimiento. Solicitaba un lugar en el once, porque se había quedado para jugar. Pero usted se dejó llevar también por su apoderado en Argentina, que le vendió a todos los clubes. Tenga cuidado con eso. Ellos quieren llevarse un porcentaje y les da igual si el club al que usted puede ir es bueno o regular para su futuro. Una vez cobrado el dinero, el porvenir es cosa suya, no del representante.
Es usted, cierto, un gran fichaje de Mourinho y del Real Madrid. No venía con nombre de figura y se ha convertido en importante desde el primer instante. Su manera de correr es única. Nadie tiene ese “reprise récord”, que diría Sinatra. Sabe usted que rinde porque aplica esa velocidad de crucero. Se cuida usted para ello. Se ha transformado en un hombre imprescindible en el ideario táctico de Ancelotti. Su entrenador ha acertado con usted. Tiene mucha experiencia. Tendrá que reconocérselo.
Siga usted así. Con espíritu positivo. Cuando entra usted en una actitud negativa, no se le reconoce. No sabe usted mentir. No sabe usted esconder su estado anímico. Se le nota el enfado incluso en el césped. Hasta su esposa lo expresaba en las redes sociales. Va usted de cara, no tiene doblez. Eso es muy bueno. Por ello mismo, no deje que le calienten la cabeza y le enfaden. Jugar en el Real Madrid marca. No se olvida. Por un calentón puede usted cometer una equivocación. Ahora comprueba que no se equivocó al quedarse.
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