Benzema y Bale han sido los patitos feos del Real Madrid cuando las cosas no salen. Si el equipo perdía ante el Betis o el Villarreal, los culpables eran Bale o Benzema, o los dos juntos. No se miraba a otro. Son las víctimas propiciatorias de los errores del equipo blanco. Menos mal que no estuvieron en los duelos frente al Leganés en la Copa, porque los habrían colgado mediáticamente, revivido y vueltos a colgar. Aunque no habría sucedido eso en realidad, pues si Zidane los hubiera alineado ante el Leganés en Copa el Real Madrid se habría clasificado.
Bale y Benzema son los acusados de todos los males del madridismo, hasta de la gestión presidencia de Calderón, Ramón, aunque aún no habían llegado al club. Es esa visión fácil de buscar culpables simples la que señala al francés y al galés.
Bale no tiene quien le escriba cuando juega bien Y ha jugado muy bien. ha rendido mucho, pero cuando ocurrió, nadie lo destacó, porque Bale no tiene prensa. Bale ganó cronológicamente muchas cosas y no se ensalza. Bale conquistó la Copa de Bartra en Mestalla. Bale marcó el 2-1 en la final de la Champions en Lisboa, y eso no no se ha subrayado en su medida justa. Bale marcó en el Mundial de Clubes 2014 y tampoco se le dio relevancia. Y lo más importante es que la temporada 2015-16 fue un éxito del galés.
Bale fue sencillamente el hombre que ganó esa Copa de Europa 2015-16. Lesionado Cristiano, el británico cogió las riendas del Real Madrid. Y decidió las semifinales de la Champions ante el Manchester City. Director de orquesta ofensivo, Gareth llevó al equipo y empató el partido de ida en Manchester, sin goles cuando el Real Madrid mereció ganarlo. Bale mereció marcar en una de sus dos ocasiones fabricadas. Lo hizo en el partido de vuelta. El galés realizó un gran encuentro y firmó el golazo decisivo, en un tiro cruzado que entró por la escuadra.
Pero Bale también fue determinante en la reacción del Real Madrid en la Liga 2015-16, cuando Zidane llegó el 4 de enero. El galés tomó el protagonismo y el conjunto blanco recuperó puntos al Barcelona y aspiró al título hasta la última jornada. Bale dirigió al equipo en muchos partidos. Recordamos especialmente el de Anoeta. El equipo de Zidane necesitaba vencer para mantener la presión sobre el Barcelona y Bale tomó el poder en el césped donostiarra. Jugó un extraordinario partido. Fue el mejor. Rondó el gol en tres ocasiones creadas por él mismo. Y remató la cuarta en una victoria muy importante. El subcampeonato dejó en segundo plano también el rendimiento de Bale, que nunca tuvo prensa adicta.
Luego llegó el triunfo en la Champions, en Milán, frente al Atlético, con la BBC. Y en la segunda temporada de Zidane, la primera completa, fue también un jugador decisivo, el mejor, hasta que la rotura traumática de los tendones peroneos el 22 de noviembre de 2016, en campo del duro Sporting de Portugal, cortó su magnífico rendimiento. Es esa lesión la que cercenó su máximo nivel en el Real Madrid. Poco se recuerda.
No tiene prensa. No tiene quien le escriba. Criticado por no hablar español (lo habla en el vestuario), criticado por todo, es el culpable inventado de muchas cosas, como Benzema. A cada uno hay que decirle lo que le corresponde. Cuando Ramos dijo en campo del Levante que nadie metía la pierna, lo decía por siete jugadores, no por Bale. Cuando el Madrid fracasó ante el Leganés, no estaba Gareth, pero parecía que lo estuviera.
Ahora, el británico suma tres meses jugando y lo hace bien, pero sin arriesgar. Reapareció en Dortmund en el otoño pasado, hizo un partidazo y se rompió. Cada vez que reaparecía, jugaba muy bien y sufría una recaída. Ahora mejora paulatinamente. Lo manifiesta Zidane y nadie hace caso. Es bale, no tiene prensa. Le ponen en venta. Bale ya tiene quien le escriba.
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