Zidane pide que no vuelva Bale. El entrenador reclama al club la salida del galés, ahora con su selección, por considerar que su actitud es tóxica para el buen ambiente de la plantilla. El Real Madrid desea su traspaso y ayudaría en la operación, pero Barnett solo habla de cobrar los dos años restantes. Así están las cosas.
El futbolista no puede continuar así, sin jugar y sin importarle. Está destrozando su carrera. Si es profesional, debería buscar una salida y demostrar en otro equipo que Zidane está equivocado.Decir que se quedará a cobrar los dos años restantes es una estafa a su trayectoria profesional y lo sabe. En el fútbol no todo es dinero, sobre todo cuando se ha ganado tanto. Hay una cosa prioritaria. dignidad.
No juega en el Real Madrid desde el 24 de junio. En los doce partidos del Real Madrid posteriores al confinamiento solo sumó 100 minutos. Su último encuentro lo vivió aquella noche del 24 de junio, frente al Mallorca, en la jornada 31. Se jugaba el Real Madrid la Liga y Zidane no pudo soportar más la falta de actitud de Bale en el césped del estadio Alfredo Di Stéfano. El extremo galés no marcaba al
lateral izquierdo rival, Sedlar. Se colocaba a distancia, dejaba metros y Carvajal se empleaba a fondo ante el rápido Lago Júnior para taponar la banda. Bale parecía estar en un entrenamiento, no demostraba actitud ni la tensión positiva que debe generar ser líder y pujar por el título. El entrenador cambió al británico a los setenta minutos. Ya no jugó más en el Real Madrid.
No tiene ni una oferta el club. La posición cerrada de quedarse a cobrar hasta 2022 genera que no se negocie su traspaso, pues no hay
diálogo. Es el caso más difícil de solucionar, con una postura que hace casi imposible negociar.
Bale se perdió las últimas siete jornadas ligueras y el encuentro de Manchester. No fue convocado para los dos partidos que cerraron la campaña, frente al Leganés y el City. Zinedine no quiere que juegue ni un minuto más y pide no tenerle en la plantilla. Así lo expuso en la reunión con la dirección deportiva del Real Madrid que perfiló el capítulo de altas, bajas y cesiones que el técnico deseaba y que se aplica en la actualidad. James, que tampoco jugaba, sí quiere irse.
Su petición más difícil era ésta: «No quiero a Bale en el equipo». La carencia de actitud del galés crea un ambiente tóxico en el grupo al convivir con un futbolista que no tiene la ambición del resto y que contradice el espíritu de trabajo general. No vamos a dar nombres, pero hay jugadores que reconocen sin tapujos que es complicado entrenarse con un compañero al que todo le da igual. «Gareth» expresa con nitidez en el campo que no le importa nada y confirma, como espeta su apoderado, Barnett, que solo piensa en quedarse hasta 2022 y cobrar todo su contrato.
Hoy, Bale ha señalado desde la concentración galesa que quiso irse el año pasado y y no le dejaron. Rcon la selección de Gales y regresará a la disciplina de Zizou el 8 de septiembre. Puede haber entonces una conversación entre ambos, al igual que una reunión entre Barnett y José Ángel Sánchez, pero Zidane ya ha dejado claro al Real Madrid que no cuenta con él. El delantero sabe que el marsellés no le quiere. Si hablan será porque el responsable deportivo del plantel piensa decirle que no le concederá ni un minuto. Sin expresarlo, le dirá que sería mejor que se busque otro equipo si pretende jugar, pero su comportamiento indisciplinado en las gradas del Di Stéfano cuando era suplente y la postura cerrada de Barnett reflejan que el número once está centrado en cobrar los dos próximos años y ya está.
El Real Madrid meditó si castigar a Bale por su actitud nada profesional al hacerse el dormido y taparse la cara con la
mascarilla en las gradas del Di Stéfano cuando era suplente, un comportamiento inadmisible que repitió en otros partidos.
No se le abrió expediente porque únicamente serviría para generar un incendio mediático mientras el club se jugaba el
campeonato.
Zidane le dio setenta minutos ante el Mallorca como una última oportunidad que el delantero no aprovechó. Solo había
jugado antes media hora frente al Éibar, en el primer partido después del confinamiento. Ese ha sido todo el bagaje del
británico en las once jornadas que decidieron la Liga. Sumó cien minutos. Ha sido su peor temporada de las siete que ha
militado en la casa blanca. Nunca jugó menos partidos y marcó menos goles, tres. Zinedine solicita que no siga, porque no
le concederá ni un segundo más en el once. Lo ha demostrado y lo ha dicho sin diplomacia, con sinceridad.
Hay algún profesional de la entidad que exponía hace dos meses que Bale no se irá y que Zidane debería pensar en ganarle
de nuevo para la causa. Pero su falta de actitud en el campo destrozó esa idea. Lo hace imposible.
La falta de conexión entre técnico y jugador es clara. El saludo fue mínimo cuando el Real Madrid se proclamó campeón. Una
opción para que no siga es cederlo y pagar incluso parte de la ficha. Pero la entidad no contempla parches. O traspaso o nada. El jugador ha está amortizado.
Barnett se ha cerrado en banda y no admitió conversaciones. Hasta ahora no hubo ofertas porque ni el apoderado ni el jugador buscan una operación. Tendrá que ser el club. Y la situación es muy tensa. Pero Zidane pide que no se quede, no quiere verle en el seno del plantel. Hay tiempo hasta el 3 de octubre para conseguir un «imposible» si el futbolista lo admite.
Otros temas Tomás González-Martínel