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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

De la ridícula ofensa por el penalti a lo Panenka a la caza de brujas

Tomás González-Martín el

Hay que decirlo, porque es la pura verdad que el madridismo detecta con la sonrisa sabia de haberlo soportado durante más de medio siglo. El Real Madrid suscita envidia y los envidiosos se delatan en un segundo, en cuanto el conjunto blanco no gana. El Madrid provoca envidia por dos razones fundamentales. La primera, porque es un club ganador. Eso molesta a la mayoría de derrotados y quejicas que se amparan históricamente en la mala suerte y en los árbitros para esconder sus deficiencias. Miren el Barcelona, que después de ser ayudado por los árbitros durante tres lustros llora en cuanto el balón no le entra y el colegiado no empuja esa pelota para que entre. El Real Madrid molesta porque sus jugadores reivindican que son ganadores. Y sobre todo molesta porque la entidad y sus profesionales expresan abiertamente que son ganadores y solo salen a ganar con un espíritu de lucha hasta el fin admirable. Podrán perder, pero la entrega es indiscutible. Hasta el minuto 93 de cada partido. Y hasta el último segundo de una prórroga. Eso es lo que realmente molesta. Tener seguridad molesta. Confiar en uno mismo molesta. Pelear hasta el desmayo por una meta molesta. El complejo es una enfermedad nacional, española. Y el barcelonismo antimadridista es líder en esta epidemia.
El Real Madrid es tan envidiado que todo lo que hace se pone en solfa en una pérdida de la lógica que asusta. Sin embargo, si esas mismas cosas las hace otro equipo, no sucede nada. El mayor de los ridículos que hemos vivido en los últimos tiempos es escuchar y sobre todo leer, porque las palabras se las lleva el viento pero la prensa queda impresa, que Ramos faltó al respeto al Sevilla por lanzar su penalti al estilo Panenka. Es la mayor idiotez que se ha podido leer en el nuevo año, aperitivo de lo que nos espera. Es decir, engañar a un portero en un penalti es faltar al respeto. Es decir, cada vez que un penalti se lanza por un lado y el guardameta se tira hacia el otro, también será una falta de respeto, porque al pobrecito le han engañado. O sea, envidiosos del Real Madrid, a partir de ahora hay que lanzar los penaltis a las manos de los porteros, para que no se sientan engañados. En este colmo de la enfermedad definida como envidia antimadridista, ustedes acaban con el fútbol.
El Real Madrid ha perdido ahora dos partidos y esos envidiosos eternos disfrutan. Hasta que se dan cuenta que lo importante es que gane tu equipo, no que pierda el otro. Roberto, exjugador de Valencia y Barcelona y actual portavoz azulgrana, lo expuso una vez cuando era jugador. Lo dijo así literalmente: Veo que se habla de la derrota del Real Madrid, pero no hablamos de nosotros. Eso es. Malo cuando tu felicidad depende del fallo del otro y no de tus aciertos. Ahora, el Real Madrid vive la caza de brujas por haber perdido dos partidos que no mereció perder.
Ahora se dice que Cristiano está acabado. Lo llevamos escuchando dos años. Debe haber ganado el Balón de Oro y el primer premio The Best en los Óscar. Este asunto es un chantaje ventajista. Lógicamente, por razón de edad, a Ronaldo le quedan dos o tres años al máximo nivel. Puedes publicar que Cristiano está acabado todos los días durante tres años y al final, cuando el portugués lo deje, decir que vean lo que publicaste durante tres años. Será la gran mentira de un enorme error. Porque Cristiano no está acabado.
Ante el Atlético, en noviembre, el acabado anotó los tres goles del 0-3. En la final del Mundial de Clubes firmó otros tres tantos, lesionado, que dieron el título al Real Madrid. Y también decían que estaba acabado unas horas antes. Hoy todavía paga esos esfuerzos de jugar lesionado. Ya verán cuando marque. Entonces, estos inventores de falsedades, escondidos en su antimadridismo pagado, volverán a callarse. Y a esperar el siguiente tropezón madridista para decir que el luso está acabado. Y así será siempre. No hay antídoto ni medicina contra la envidia ancestral. Pobres, están enfermos.
Esos enfermos dicen ahora que Zidane no sabe, que Danilo no vale, que Morata no aporta soluciones, que Lucas falló en un gol del Celta y que Kovacic no inyectó fuerza. Tras el 2-1 de Sevilla los ataques se cebaron sobre Benzema, Keylor y Ramos. Siempre se buscan culpables individuales. Es una caza de brujas que solo busca encender fuego donde no hay madera. El fútbol es un deporte colectivo y pierden todos, no cuatro jugadores. El análisis interno del equipo es que han perdido, sin merecerlo, porque acusaron el desgaste de jugar tanto partido cada tres días. Y no olvidemos que ha disputado tres encuentros seguidos frente al segundo clasificado. Fue un cansancio físico y psicológico. Faltó un poco de chispa, la punta de velocidad que marca habitualmente la diferencia del Real Madrid. Nada más. Lo demás son cazas de brujas como las que Estados Unidos sufrió en el ecuador del siglo pasado. Justo cuando el Real Madrid de Bernabéu y Di Stéfano comenzó a despegar hacia el estrellato mundial. Y a generar esta envida eterna.
Pero el madridismo se encuentra tranquilo. Hay datos reales de las encuestas realizadas en todos los ámbitos de la sociedad española. Dos tercios de esta sociedad española es madridista o, si tiene otro equipo como primer color, aprecia al Real Madrid como segunda preferencia. Y valora su espíritu ganador y de lucha con admiración. Solo un tercio no quiere al Real Madrid. Los envidiosos y enfermos antimadridistas ya saben para quien escriben.

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