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Blogs Por Tierra, Mar y Aire por Esteban Villarejo

¿Qué le pudo pasar al vuelo MH17 de Malaysia Airlines?

Esteban Villarejoel

El “Buk” es un sistema de defensa antiaéreo de origen soviético -en servicio desde 1978- cuyos misiles pueden alcanzar cualquier objetivo que vuele a una distancia de 30 kilómetros desde el vehículo donde esté instalado y a una altura de hasta 14 km.

Dada la ausencia de aviones de combate en el lado prorruso, y descartando la explosión de una bomba desde el interior del avión o una avería que habría sido advertida por los pilotos, este sistema de defensa antiaéreo que en Occidente recibe el nombre de SAM (“surface to air missiles”) se presume como el único causante del derribo del Boeing 777-200 de Malaysia Airlines  que volaba a velocidad de crucero a unos 39.000 pies (11 km.)

¿Pero cómo es el funcionamiento del sistema antiaéreo Buk? ¿Qué pudo pasar para confundir un avión civil con uno militar? Una fuente militar consultada por ABC apunta al complejo sistema de radares con que cuenta el Buk y la presumible precariedad del bando prorruso como la causante del derribo.

Sistema de defensa antiaéreo Buk, en una imagen de 2013

El sistema Buk cuenta con dos vehículos cuyos radares interactúan ente sí e intercambian la información por cable para reconocer el objetivo, rastrearlo, trazar su trayectoria y punto de alcance.

El primer vehículo hace de lanzadera donde se sitúan cuatro u ocho misiles y el radar de tiro que sigue al objetivo. En el segundo, situado al lado, hallamos el radar de exploración que localiza el objetivo y traza la marca ofreciendo la distancia, altura y orientación del avión a derribar; y además se sitúa el radar de identificación amigo-enemigo (IFF, en sus siglas en inglés) que transmite al sistema de defensa antiaéreo las características del avión, si es civil o militar, por ejemplo tras una “interrogación automática” ente las dos aeronaves.

“Es muy posible que ese radar IFF no funcionase y disparasen a ciegas en este aspecto”, explica el general Miguel Ángel Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, que califica de “inmenso error” derribar un avión civil de las características del Boeing de Malaysian Airlines desde el punto de vista de “los beneficios para la causa de cualquier bando”.

Hay que recordar que en la última semana el bando prorruso se había vanagloriado de haber derribado dos aviones militares ucranianos, un Antonov An-26 de transporte y un Sukhoi Su-25 de apoyo táctico, por lo que el derribo de aviones era una de sus principales estrategias militares.

Un avión Antonov An-26 supuestamente derribado por las fuerzas prorrusas el pasado 14 de julio

 

“Lo más probable es que los prorrusos confundieran el avión de Malaysia Airlines con un Antonov militar del Ejército ucraniano, sin poder identificar previamente sus características”, argumenta la misma fuente.

A los vehículos lanzadera y radares hay que sumar el misil utilizado, con motor de combustible sólido y con un peso aproximado de 700 kilos, de los cuales 70 corresponden a su ojiva (material explosivo y detonador) que porta otro radar que recibe la señal del radar de tiro.

Este misil que alcanza una velocidad de hasta 3.600 km/h nunca impactará sobre el objetivo, sino que a una distancia de 6-8 metros explosionará. De este modo, no se hallará el impacto entre los restos del avión malasio derribado. El misil podrá ser explosionado antes de acercarse al objetivo pero en ningún caso podrá modificarse su trayectoria.

El sistema Buk tiene uno de sus equivalentes aproximados en el estadounidense “Hawk”, empleado por el Ejército de Tierra español.

Habiendo caído el avión en una zona prorruso, todo hace indicar que la localización del vehículo lanzadera del sistema Buk se situara en un radio de 30 kilómetros.

Otro indicio que apunta a la autoría prorrusa es el rumbo del avión, de Holanda a Malasia. “Si las fuerzas ucranianas lo hubieran considerado una amenaza habrían enviado un caza nada más cruzar su frontera noroeste con Polonia”, argumenta la fuente militar.

 

Zona donde cayó el Boeing 777-200 /REUTERS

 

Resta saber cómo llegó un sistema de defensa antiaéreo tan devastador a las fuerzas prorrusas. Tres posibilidades: se hicieron con ellos en algún arsenal de Donetsk o Lugansk (hubo indicios de ellos el pasado 29 de junio desmentidos por el Ejército ucraniano); que Rusia lo haya administrado junto a su personal vestido de civil para su utilización; o que los prorrusos hayan sido adiestrados en Rusia o Abjasia en su uso y adquirido igualmente el Buk.

“Todos los misiles tienen un número de serie y corresponden a un inventario. Dudo que Rusia pueda arriesgarse a ofrecer este armamento que pudiera revelar su procedencia”, explica el general Ballesteros.

Eso sí, tanto la caja negra del Boeing 777-200 como los restos del aparato derribado se encuentran en la zona prorrusa. He ahí la gran dificultad para esclarecer el porqué del derribo del avión de aerolínea malasio.

 

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