Mi primer encuentro con el Muro de Berlín fue en el salón de mi casa. Un domingo mañanero de 1988 cuando TVE emitía una película que versaba sobre dos familias que se las apañaban clandestinamente para fabricar un globo aerostático para cruzar al oeste. “Fuga de noche” se llamaba (“Night crossing” en su título original).
El hecho era verídico, sucedió en 1979, y el “shock” de aquella película me duró apenas un año porque de golpe y plumazo asistí con diez años al derribo de un Muro que echaba por tierra el mundo conocido hasta ese momento de “buenos” y “malos” (obviamente los del Este que por algo no dejaban salir a aquellas buenas familias). Hoy esta película se exhibe en el museo del “check point” Charlie… Algo que comprobé durante mi primera visita a Berlín en el 2001.
Quizás por aquel acontecimiento decidí que un día quería ser periodista. Sobre todo viendo a aquel corresponsal de TVE (José María Siles) a pie de “obra” de derribo.
En mi Erasmus belga decidí tomarme un mes sabático que me llevó a Munich-Viena-Budapest-Praga-Cracovia-Varsovia y finalmente Berlín. Un verdadero viaje iniciático mochilero y frío por la gran cicatriz que aún se sentía por el comunismo (también la Segunda Guerra Mundial)… siempre con Rusia en el horizonte. Era el 2000 y la UE o la OTAN aún era un camino que recorrer para países como Polonia, Hungría o la República Checa.
Aquel Berlín de abril de 2001 era aún destartalado, donde todo estaba por hacer en su parte oriental. Los fragmentos del muro que hoy constituyen la “galería artística” al aire libre del Muro se hallaban descuidados y graffiteados.
He vuelto en varias ocasiones a Berlín. Placer, trabajo o algún taller de periodismo. En cada visita siempre guardo una mañana para visitar lo que queda del Muro, como hemos dicho convertido en galería artística al aire libre sobre aquellas originales y coloridas representaciones que se trazaron a modo de protesta. Durante la existencia del muro o después de su derribo.
El beso de tornillo de Honecker-Brezhnev, el soldado alemán del Este Conrad Schumann saltando la alambrada en los inicios de su construcción, Gorbachov al mando del coche del comunismo… son algunos de los murales que se pueden observan. Todo comenzó en abril de 1984 cuando el artista francés Tierry Noir pintó el primer mural.
Cuando me preguntan qué ciudades visitar en Europa suelo apuntar a tres: Sarajevo, Cracovia (con visita a Oswiecin… más conocida por su nombre alemán de Auschwitz) y Berlín, capital de la Historia Europea del siglo XX.
Hoy hace 25 años que el Muro fue derribado. Importante detalle porque no cayó, se le tuvo que derribar y martillear. El mundo ya nunca fue como antes. Y todo fue para mejor. Eso ténganlo por seguro… Y si no pregunten en las plazas de Varsovia, Bucarest, Budapest, Vilna, Riga. Visiten sus museos dedicados al comunismo.
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