La reunión de ministros de Defensa de la OTAN dejó en su primera jornada como titulares:
1) “OTAN enviará equipo a Libia para estudiar apoyo a Trípoli en sector seguridad” (EFE)
2) “La OTAN enviará expertos a Libia para determinar el tipo de asistencia que podría prestar a las fuerzas libias” (Europa Press)
3) “NATO to send experts to Libya to assess security help” (Reuters)
4) “NATO to send expert team to Libya to assess aid request” (el propio de la OTAN en su página web).
Ayer tuve la oportunidad de conversar con un militar ducho en estos temas y al preguntarle por la misión en Malí y su devenir, rápidamente me derivó a tener en cuenta la amplia zona de acción de la misión: “Todo el Sahel. Donde nosotros vemos rayas en el mapa… ahí no hay ni fronteras”.
No es novedad lo que descubrimos con esta aseveración, pero refleja la cocción lenta que van adquiriendo los acontecimientos tras el jaque de las fuerzas yihadistas a Bamako (capital de Malí) el pasado mes de enero y que precipitó la intervención francesa, primero, y la misión de entrenamiento de la UE, después. “Malí no será otro Afganistán gracias a la UE”.
Ahora se comienza a hablar ya de “asistencia” de la OTAN a Libia, cuya guerra y vacío de poder posterior consideran en el seno de la UE como el origen de la desestabilización final del Sahel a finales del pasado año. “Un gran número de armas utilizadas en ese conflicto salieron del país en dirección a otras zonas de África, especialmente Malí, donde grupos vinculados a Al Qaida lograron controlar durante meses una buena parte de su territorio. Tras la intervención europea, se cree que combatientes radicales podrían haber cruzado la frontera libia en busca de un refugio seguro“, indicaron fuentes militares en la UE a EFE, por otra parte.
Es decir, que la intervención francesa en Malí habría provocado el denominado efecto dispersión de esos yihadistas procedentes de Libia que habrían vuelto al país anteriormente regido por Muamar Gadafi.
Malí, Níger (donde la UE tiene una misión policial), Chad, Sudán, Mauritania, Argelia (no olvidemos el secuestro de la planta de gas cerca de In Amenas) y Libia son pues fichas de un mismo puzle que no se entendería con las piezas por separado.
Ahora hay una misión de Francia en la zona, la Opération Serval, con 3.800 militares franceses en Malí; hay misiones de otros países de apoyo a Francia (por ejemplo, España con el destacamento “Marfil” con 54 militares que cuenta ahora con un avión C-295 de transporte); hay una misión de entrenamiento de la UE (EUTM Malí) en la que despligan 200 instructores de 22 países, 160 militares de fuerza de protección y otros 100 de personal de apoyo (460 en total, aproximadamente) y que se prevé aumentar próximamente; EE.UU. (claro está) también tiene presencia en la zona máxime tras el ataque a su consulado libio en Bengasi (el despliegue de 500 marines en Morón de la Frontera como fuerza de reacción rápida va en esa línea también); por su parte, China, potencia al alza en toda África donde acudió al calor de sus minerales y recursos energéticos también pide un protagonismo en la zona (no olvidemos la minas de uranio) en una futura misión de la ONU… hasta mil hombres estaría dispuesta a desplegar (¿alguien se imagina a China en una misión en el exterior codo con codo con las potencias occidentales?).
La recién aprobada Estrategia de Seguridad Nacional en lo que respecta al Sahel dice así: “La amplia extensión del Sahel y la fragilidad de sus Estados están convirtiendo la región en terreno propicio para conflictos interétnicos, la proliferación de redes delictivas y grupos terroristas yihadistas. La actuación en Malí, en la que se conjuga el apoyo material a sus fuerzas armadas en la lucha contra el terrorismo, la cooperación para reforzar sus fuerzas de seguridad y la ayuda para fortalecer las estructuras del Estado y las capacidades de la sociedad civil, muestras las amplias posibilidades de cooperación con estos países, para reforzar su seguridad y la nuestra”.
Proseguimos con la noticia de ayer: la OTAN asesorará a Libia en su seguridad.
1. Ese “grupo de expertos” se desplazará “cuanto antes” para presentar sus conclusiones a finales de este mes y decidir los siguientes pasos.
2. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que el papel de la OTAN pasará principalmente por ofrecer “asesoramiento” en áreas en las que cuenta con “mucha experiencia”, como el desarrollo de las instituciones de seguridad.
3. “Esto no supone el despliegue de tropas en Libia”, remacha Rasmussen.
4. Si finalmente se terminara por asesorar a las fuerzas libias (¿alguien sabe quiénes son?), este entrenamiento “podría tener lugar fuera de Libia”.
Como último detalle: ¿Saben dónde están derivando los franceses los sistemas no tripulados (UAS) empleados hasta ahora en Afganistán, los conocidos también como UAV? Sí… al Sahel. El nuevo escenario contra Al Qaida: misión Sahel.
InternacionalOTAN Esteban Villarejoel