Día 15 en Afganistán: “empotrados” con el coronel De Andrés. Sí, han leído bien. Penúltimo día afgano -mañana será solo para hacer el petate, entregar el chaleco y el casco y embarcar rumbo a España- y uno espera poder relajarse, reflexionar, escribir y reescribir (siento alguna faltilla de ortografía sin revisar). En definitiva, un día tranquilo.
Sin embargo, todo se tuerce desde el principio: un teniente coronel nos presenta al hombre de la noticia. Fluyen los datos, informaciones, lugares, cifras… uno apunta y reapunta. Desde el convoy del Sabzak y la operación aerotransportada -movimientos de estómago incluidos-… ¡uno ya no está para tanta noticia! Pero aguantamos, preguntamos y repreguntamos. “Ahí va en la libretita para España”, nos decimos con un colega. No son ni las nueve de la mañana.
“Empotrado en Afganistán” con las tropas españolas seguimos siendo. Y hoy toca delicatessen. Uno de esos encuentros que un periodista interesado en estos lares no se quiere perder por nada del mundo. Acompañaremos al coronel jefe de la base de Herat, José de Andrés Cuadra, a un encuentro con el general del Ejército Nacional Afgano (ANA, en sus siglas inglesas) Mohammad Jahid, jefe del 207 Cuerpo del ANA.
Es la Guardia Civil quien escolta al coronel y al grupo de periodistas en el trayecto desde Camp Arena -donde se encuentra la base italo-española- y Camp Zafar. Más concretamente una compañía de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS). Unos 8 kilómetros separan ambos recintos. Decidimos, como seña de confianza, quitarnos el chaleco y casco. Algún “no sé yo”, se escucha en el grupo de periodistas. Finalmente, ahí estamos… en el despacho del general.
Lo primero que uno observa es dos mapas gigantes de Afganistán: uno político y otro militar. También un retrato de Ahmed Sah Massud, muyahidín, político y líder tayico que fue asesinado dos días antes del 11-S por un terrorista “disfrazado” de periodista. “¿Qué deberá estar pensando el general de nosotros?”, pienso.
Tras el protocolario saludo y presentación… nos sirven el habitual té y frutos secos. A las preguntas de los periodistas, que le entrevistamos ante la ocasión, el general tiene un discurso bien hilvanado. He aquí sus ideas fuerte: que quiere subrayar
1. Continúen apoyando a Afganistán; el pueblo afgano les quiere y necesita de su apoyo.
2. El conflicto de Afganistán es un coflicto regional con Pakistán e Irán como principales problemas para la estabilización afgana.
3. El Ejército afgano está capacitado para mantener la seguridad tras 2015… A nivel militar no hay problema, ¿pero a nivel político?.
4. Afganistán es un escenario de la guerra contra el terrorismo, es la tercera guerra mundial.
5. Pide material y asesoramiento en inteligencia, ingeniería y… ¡educación! (ya dijimos con anterioridad en el post sobre la Guardia Civil que el 50% de los agentes de Policía de fronteras son analfabetos, recuerden).
6. El repliegue de la OTAN (España incluida) nada tiene que ver con la retirada de la URSS. Aquí hago un enciso pues ante esa pregunta -con un “retirada de la URSS” en el enunciado- el general se “indigna” y recalca que la URSS no se retiró sino que fue vencida.
MASSUD: EL LÍDER DE LOS AFGANOS
Es aquí donde volvemos a Massud. El retrato con su gorro pakul está enfrente mía. Le pregunto al general sobre su figura y sus recuerdos de la época de los muyahidines. Él asiente con orgullo que fue subordinado de Massud, apodado “el León del Panshir”. “El era el líder que los afganos querían, apoyaba la apertura de ideas, la democracia, las mujeres…”. Massud sigue impregnando el imaginario político-militar afgano, sobre todo para los tayikos.
El general agradece al coronel todo empeño de las fuerzas españolas en Badghis y Herat. El general Jahid es responsable del 207 Cuerpo del ANA en un área que equivale a la región noroeste de la OTAN (RC-W). Conversan el general y el coronel español. Afables, con un traductor de por medio, claro.
Hora de comer. Y, saltándose el guión, el general afgano nos invita a su mesa junto al coronel De Andrés y el resto de ambas delegaciones. Comida afgana: ya era hora. La primera del viaje. Antes todo fue comida de comedor militar y alguna pizza a destiempo y/o mendrugo de pan.
En la comida se habla de futuros y presentes. Arroz, pollo, verduras (un pimiento que pica como el demonio), sopa, yogur, frutas… Todo en abundancia.
-¿Por qué son tan duros los afganos?, pregunto al general afgano que luchó contra los soviéticos en la región del Panshir, bajo mando de Massud.
– “Somos gente de montaña. Estamos acostumbrados a las condiciones extremas, cambios de temperatura… a la vida de montaña, en definitiva”.
La orografía es de nuevo la clave de este país. Esa es una idea que me llevo a España. Como en tantos otros lugares: Vietnam, Cuba, Angola. Guerra de guerrillas.
Tras una breve sobremesa, el general nos lleva hacia su despacho de nuevo. Al coronel le obsequia con el pakul y el capa verde-lila característica (Karzai fashion) como regalo para estas ocasiones en las que quiere expresar el alto honor que supone para él este encuentro. A los periodistas nos obsequia con un pakul igualmente. Bromeamos.
Penúltimo día. Últimos escritos desde zona. Seguiremos la serie ya desde Madrid. Poco a poco. En el tintero hay muchos temas y actividades militares que merecen la pena ser contadas y vistas. Será el relato de una misión en Afganistán. Comienza a llegar el relevo. En un bullicioso bar italiano de la base de Herat -“la Frontera” le llaman por estar justo a la entrada de la parte italiana de la base-, con unas pizzas y algunas cervezas despedimos los empotrados estos intensos 17 días. Aún queda el último día. El del viaje de regreso. El de la vuelta a casa. El de la satisfacción del deber cumplido. Mañana domingo lo contaremos.
Internacional Esteban Villarejoel