Desde hace ya varias temporadas nuestras manos y pies se visten de colores intensos, brillantes o flúo.
Pero esta moda de las “manipedicuras” tiene su lado oscuro. Amarillo, para ser más precisa.
El uso permanente de pigmentos oscuros o el cambio constante de color de esmalte debilitan las uñas y las amarillea.
¿Los tonos más “dañinos”? Los rojos intensos, los granates, el color borgoña y el morado alteran la pigmentación de la uña más que otros. Pero también lo hacen algunos esmaltes de colores claros porque el formaldehído (un ingrediente químico común en muchos esmaltes) reacciona con la queratina de las uñas.
La mejor forma de recuperar el color natural, es dar un respiro a las uñas (¡nunca limar la superficie porque las debilita aun más!)
Y el plus: aplicar una capa de No More Yellow de ANNY, un producto con pigmentos iluminadores que blanquea las uñas amarillentas. 10,50€
Como hay mucha “adicta” que no puede verse con las manos o pies desnudos, No More Yellow Nude, tiene el mismo efecto que el producto anterior, pero con un bonito tono rosa empolvado. 10,50€.
¿Qué debemos hacer para que nuestras uñas no vuelvan a afearse de esa manera?
1. Protegerlas siempre antes de aplicar las lacas de colores con Base Coat de ANNY (o cualquier otra base), que evita la decoloración de uñas naturales y artificiales. 12,50 €
2. De vez en cuando, como hacemos con nuestra piel, chutarles una buena inyección de vitaminas. Butter your nails de Douglas nails hands feet es una crema que fortalece la capa de queratina de la uña y deja una película protectora sobre la uña. 14,95€
Por último, unas toallitas ultra prácticas para las que cambian de laca de uñas prácticamente cada día: Nail Polish Remover Wipes de Douglas, una redición de “bolsillo” del producto estrella de esta gama, que es el quitaesmalte sin acetona con vitamina E y provitamina B. 4,95€ / 10 uds.
Todo esto se vende en exclusiva en las perfumerías Douglas
Tratamientos Teresa de la Ciervael