Como decimos hoy en ABC, la borrasca se ha llevado por delante todos los planes
Y no hay clemencia en lo que queda de Semana Santa. No deja de caer agua, y con ella, mis esperanzas de ver salir las procesiones y tumbarme al sol en la playa de Sanlúcar. Por eso me he puesto a soñar. O para ser exacta, a recordar. Recordar que hace una semana estaba en Tailandia, o lo parecía. La realidad es que estaba en Alicante, pero en el hotel Asia Gardens, que es como si hubieran traído un pedacito de Bali a ese rincón de España
El hotel está construido al más puro estilo balinés, con piezas procedentes de antiguos palacios de India y Tailandia. Los jardines nos acercan Asia al mediterráneo, a través de sus más de 300 exóticas plantas y bonsáis milenarios, rodeando 7 piscinas, 3 de ellas climatizadas.
Pero no solo es eso lo que añoro.
Es su clima que, gracias a las circundantes montañas de Sierra Cortina y a una ubicación privilegiada en la costa mediterránea, la temperatura media es de 19ºC y tienen más de 3.400 horas de sol al año!
¿Estarán estos días cumpliendo esa media? Prefiero no pensarlo…
Por si no fuera así, dirijo ahora mis sueños, y mi recuerdo, al Thai Spa, que como imaginaréis sigue el espíritu de las tradiciones de la filosofía tailandesa. Todos los profesionales están formados en el Templo Wat Po de Bangkok, donde se crearon las primeras técnicas de masaje tailandés. Allí me dio un Nuad Thai (masaje tradicional) de 90’ (125 €) un terapeuta cañón (que no me lea mi marido!) que tenía unas manos prodigiosas. Como el tiempo acompañaba, en lugar de en una cabina, el masaje lo recibí en un tatami al aire libre, rodeada de plantas y con el ruido del agua al fondo, y vistas a la montaña. Y yo me pregunto: si no es así el paraíso, se le debe parecer bastante, verdad?
Mis cuñados, que pasaron el fin de semana también allí, probaron The Oriental en pareja (lavado de pies, envoltura corporal, 90’ de masaje tailandés con bolsitas herbales, bebida refrescante y relajación), en una de las seis cabinas dobles con acceso a un jardín privado con bañera de hidromasaje cubierta de pétalos de rosas y ducha al aire libre, y todavía no han salido del éxtasis… (120′, 145€)
Y, como se acerca la hora de la cena, y me está entrando el gusanillo del hambre, se me hace la boca agua recordando los pad thai que tomamos en la cena oriental de Koh Samui (no la isla, pero el restaurante asiático del hotel)
Volviendo a la realidad, me asomo a la ventana y veo como las nubes de Cádiz se imponen al sol de Alicante. Observo que la lluvia sigue siendo triste protagonista de este viernes santo, pasado por agua.
Pero me voy a poner una una copa de manzanilla (o de fino, el sol de andalucía embotellado) que no hay nada mejor para ahogar mi pena.
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