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Blogs La polvera por Teresa de la Cierva

¿Se ha puesto “botox” Felipe González?

Teresa de la Ciervael

El pasado domingo, durante el programa Salvados de Jordi Evole, Twitter disparó el rumor. “Felipe González lleva botox en la frente…No Felipe tu no, tu noooooo”, twiteaba @lavidaencris.

Y es cierto que el ex presidente del gobierno, a sus 71 años, mostró su mejor cara. Esa frente bien alta -y bien lisa-, el ceño sin un solo frunce y una sospechosa elevación de sus cejas hacen pensar que González se ha podido sumar a la moda del botox, siguiendo el ejemplo de otros hombres públicos que cuidan su imagen.

(El expresidente durante el programa)

 

En Italia, la cara –o caricatura- más visible del bisturí es Silvio Berlusconi; en Francia, a Nicolás Sarkozy le llaman el presidente metrosexual, por su afición a la aguja; el brasileño Lula de Silva ha sucumbido también a la toxina y al ácido retinoico… Y es que los políticos  (y los ex) saben que su imagen vale más que mil palabras. Cada vez es más alto (ronda el 20 por ciento) el porcentaje de hombres, conocidos o no, que decide hacerse algún «arreglito». Y casi todos arguyen razones profesionales. “En este mundo laboral tan competitivo, donde la juventud prima sobre la experiencia, el aspecto externo es primordial porque produce un enorme intercambio de información”, explica el cirujano plástico y estético doctor Juan Peñas.

El bótox (forma conocida de llamar a la Toxina Butolínic tipo A) elimina la cara de enfado y de cansancio, y por eso se ha convertido en uno de los tratamientos  más populares entre el público masculino. “Su misión es evitar, y borrar durante 3 a 6 meses, las arrugas que se producen por el exceso de gesticulación en la frente y, sobre todo, el entrecejo”, explica Peñas.

El dermatólogo Ricardo Ruiz, sin embargo, no suele tratar con la toxina la frente de los hombres “porque hemos comprobado que los resultados no son todo lo naturales que nos gustaría. A la hora de tratar el tercio superior hay que tener muy en cuenta la forma de las cejas para no alterar su expresión; mientras las de las mujeres tienen forma de ala de gaviota, las de los hombres suelen ser más rectas y más pegadas al párpado superior,  y hay que procurar no alterar eso”.

Los pacientes varones también se lo piensan  más que las mujeres, y suelen acudir 2 o 3 veces a la consulta antes de tomar la decisión. Tienen pánico a las agujas -fuentes cercanas a Felipe González aseguran que es su caso, de ahí que nos asalte la duda sobre su supuesto botox- y a esa leyenda urbana de que la toxina paraliza la cara y hace perder toda expresividad. “Esta creencia está muy extendida porque, por desgracia, existen bastantes casos de rostros públicos y no públicos que ‘se han pasado’, explica la doctora Mar Mira. “Aquí convendría apuntar que la responsabilidad de cualquier sobretratamiento es, principalmente, del médico: el especialista es el primero que debería poner freno. Se puede lograr atenuar muy ligeramente la movilidad muscular y las líneas de expresión sin pérdida de la expresividad o gestualidad natural de la cara. Ello implica ajustar con exactitud las dosis a la fuerza y tamaño de cada músculo y al objetivo de cada paciente”.  

Todo apunta a que el político más atractivo de los 80, ha decidido plantar cara a la vejez desde varios frentes. Le hemos visto aparecer en pantalla con un favorecedor bronceado. Y esta vez debe ser de cabina UVA porque parece que estas navidades no ha hecho su habitual escapada caribeña con su mujer, Mar García Vaquero.

Eso, o unos “polvos de sol”, los favoritos de los hombres para “tostar” su piel sin que se note.

(Felipe González retoques antes del programa Sálvame)

 

La marca Guerlain fue la primera en lanzar una versión masculina seguida de Jean Paul Gaultier, ambas tenían un denominador común: ni pizca de brillo. Hoy las firmas no entienden de sexos y se pueden encontrar polvos solares mates de Mac, Nars, Estée Lauder, Cargo…

 

 

¿Y sus gafas? ¿Se las ha quitado por coquetería para el programa de La Sexta, o ha pasado por el quirófano? En cuanto a las canas -esas que se llegó a rumorear que se “pintó” en las sienes cuando estuvo al frente del PSOE, para ofrecer una imagen más madura- han cubierto toda su cabeza. Pero tienen el lustre propio de su ilustrísima testa. Apostaría que están “blanqueadas” con un champú específico para cabello cano, de esos que contienen pigmentos morados para contrarestar el tono amarillento que va apareciendo con la edad. Algunos de los mejores son Silver Shampoo Hairtherapy de Schwarzkopf, Daddy O de Lush, Silver de L’Oréal Professionel y Silver White de Montibelo.Estos productos matizan el amarillo con su color opuesto en la escala cromática y, utilizados una vez a la semana, mantienen flamantes los cabellos blancos.

 

Si Julio César se pasaba hasta 5 horas frente al espejo acicalándose los pocos pelos que tenía en la cabeza, ¿por qué no va a dedicarle 5 minutos a la suya Felipe González?

 

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