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Blogs La polvera por Teresa de la Cierva

Por qué antes no me gustaban los aparatos caseros de depilación “láser” y ahora sí

Teresa de la Ciervael

Habría podido jurar que nunca escribiría en el blog de un aparato de depilación de luz pulsada casero (mal llamados de Láser).

 

No porque tenga nada en contra de ellos, simplemente porque probé uno hace años (el primero que salió al mercado) y me aburrí a la segunda sesión. No tengo la paciencia suficiente para estar “disparándome” esta luz por todo el cuerpo, teniendo en cuenta que cada disparo trataba 1 cm2 de piel. ¡Imaginad la de “balazos” que tenia que darme por las piernas!

 

Desistí, y lo regalé (dicho esto, la “regalada” se ha depilado con la maquinita de marras las axilas e ingles, y está feliz cual perdiz)

 

Después de aquella experiencia fallida pasé por Hedonai  y me hice una “poda” completa (5 sesiones)

 

Pero (¿por qué siempre habrá un pero?), cuando ya creía que había acabado con el calvario capilar, han ido apareciendo pequeños “rebrotes” (ahora entiendo porque los médicos insisten en que hablemos de depilación duradera y no usemos la palabra definitiva).

 

Y aquí es donde he descubierto la utilidad de la luz pulsada casera (insisto en que ninguno de estos artilugios es láser, aunque los llamen así).

Estas máquinas son perfectas para los retoques!!

 

 

Porque, por cuatro pelos, nunca encuentras el momento para pasar otra vez por “talleres”. Y empiezas a “tontear” con la cuchilla, y te puedes cargar una buena parte del trabajo realizado en la “poda”.

 

Yo he probado Silk´n Glide por que me dio buen feeling el día que me la presentaron y creo que he acertado.

 

Cumple su misión: ahorrarme ir a un centro médico para los cuatro pelillos rebeldes que no han acabado de morir en las sesiones de láser profesional.

 

También la veo una herramienta estupenda para aquellas que tenéis vello en zonas tan pequeñas como los dedos de los pies, alrededor de las areolas o la línea que va del bikini al ombligo. Son pelos sueltos, que requieren poco disparos, y por los que pocas os tomaréis la molestia de trasladaros a un centro médico a eliminarlos.

 

 

¿Cómo funciona? Como los aparatos profesionales, pero con una energía más baja (se “curan” en salud para que no te puedas quemar). Emite unos disparos de luz intensa que cruzan diferentes capas de la piel como si ésta fuera transparente. Cuando se encuentra “objetos” oscuros en el camino, como son los tallos del pelo, éstos se calientan y debilitan o destruyen.

 

El dispositivo cuenta con cinco niveles distintos de potencia, asociados también a distintas velocidades de carga. De esta forma, a máxima potencia (nivel 5) tarda 3,5 segundos en cargar cada pulsación, mientras que en el mínimo (nivel 1) le lleva 1 segundo. Esta carga de un segundo la que da nombre a esta depiladora, ya que es la única del mercado que permite hacer una depilación por deslizamiento (gliding). Es decir, que como tarda solo 1 segundo entre disparos, se puede deslizar el aparato por la piel, sin ir parando en cada disparo, y por tanto, ir más rápido.

 

Para saber cual es la potencia adecuada para cada zona o tipo de piel incorpora un sensor. Así, si eliges una demasiado alta y tu piel está bronceada el aparato no funciona hasta que los bajes bajes al nivel que “considera” seguro para ti.

 

A diferencia de las máquinas profesionales, en las que las sesiones deben espaciarse de 3 meses, con Silk’n Glide  las primeras 8 basta espaciarlas con dos semanas, y a partir de ahí, libertad absoluta.  Esto último me parece estupendo porque en cuanto ves aparecer el pelo le puedes meter un “flashazo”, y no tienes que estar con la cuchilla, como es habitual entre las sesiones médicas. Eso si, con estos aparatos se requieren muchas (e incluso otro muchas) más sesiones que con los sistemas médicos.

 

Cuesta 169 € y solo se vende en El Corte Inglés

 

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