Por si no teníamos suficiente con las arrugas de expresión y las producidas por la edad, existen otras aparecen cuando “mal dormimos”. Pero, ¿no nos decían nuestras madres que el sueño nos ayudaba a estar jóvenes?
Según un análisis publicado en el Aesthetic Surgery Journal, dormir de lado o boca abajo hace aparecer unos surcos que se producen por culpa de la postura. “Entre los 35 y 45 años surgen esas primeras arrugas del sueño, que son pliegues verticales que se dan en cara y escote, y otros verticales y horizontales en el cuello”, explica la doctora Purificación Espallargas. “Se forman por la respuesta de nuestra piel a la presión y torsión durante un mínimo de 6-8 horas todos los días, contra la almohada o el colchón. Y como , a partir de los 35 años, aumenta la oxidación, por un lado, y van disminuyendo progresivamente el ácido hialurónico y el colágeno, por otro, todo esto conlleva la disminución del grosor cutáneo”. Este cuadro favorece que se formen las arrugas tradicionales, y en el caso de las del sueño, se suma la repetición diaria del gesto.
“La diferencia con las arrugas de expresión es que estas últimas se producen a causa de movimientos cortos y repetitivos (sonreír, fruncir el ceño, arrugar la frente, fruncir los labios), y pueden tener diferentes direcciones, mientras que las del sueño suelen ser verticales y aparecer en cualquier área del rostro, y en el escote, tienen forma de abanico, por el gesto de dormir de lado uniendo los brazos”, añade Espallargas.
¿Cómo deberíamos dormir para evitarlas?
“Siempre boca arriba, y evitar girar la cabeza de lado. Un truco es usar dos cojines, uno a cada lado, mejor de un tejido microtranspirable, como el algodón”, indica esta doctora. Para el escote, se puede optar por dormir con Pillow Bra, un sujetador creado por Marta Fernández Cuevas, que incorpora una almohadilla entre las dos copas, para evitar que los senos se desplacen. O con NightBra, creado por la Dra. Elisa Fernández Fernández, otro sujetador sin copas, que separa los dos senos durante el sueño. Mi favorita es la opción de dormir con los parches de silicona PadBeauty que se colocan en el “canalillo”, cuello, frente o contorno de ojos, y previenen la formación de arrugas de la zona elegida porque mantienen la piel estirada, evitando que los movimientos durante la noche plieguen la piel.
¿Las herramientas de la medicina estética? Según Purificación Espallargas para prevenir lo ideal es infiltrar el plasma rico en plaquetas (PRP) extraído de la propia sangre, con colágeno, “ya que inducen colágeno tipo III, el más profundo, y el que repara intensamente las células dérmicas desde el interior, consiguiendo levantar esa rotura profunda y regenerar las fibras de colágeno. Después se debe inyectar un ácido hialurónico de baja densidad, que rellene la arruga a nivel superficial. En el caso del escote, añadiríamos los hilos de Polidioxanona, porque es una piel mucho más fina y las arrugas se marcan más, y porque además se consigue crear colágeno tipo I y III, y esto aportaría así turgencia. A los dos meses, cuando ya se ha creado el colágeno, se pueden realizar una infiltraciones de vitaminas con aminoácidos, colágeno y péptidos o ácido hialurónico de baja densidad”.
Las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto combinan el láser Elektra (produce un micro-‘punto’ de lesión interna controlada a nivel de la dermis que propicia un efecto tensor) con el nuevo tipo de ácido hialurónico reticulado Volite, que redensifica la piel del escote, haciéndola más ‘esponjosa’ y menos favorable a los pliegues, durante 6 meses.
Cuando las arrugas ya han hecho su aparición, hay que pasar la “goma” de borrar. La doctora María Agustina Segurado, de Sclinic, recomienda “ThreeForMe” de Cynosure, un aparato que combina los resultados de un láser fraccionado (piel más luminosa, tersa y con el tono uniforme) con los de la Luz Pulsada (se lleva por el camino también pecas y manchas, tan habituales en la zona del escote). “Tras la sesión se aprecia una mejora en el aspecto de la piel, pero las manchas desaparecerán en un intervalo de tiempo de entre una y tres semanas y la mejoría de las arrugas de la almohada se verá durante los 6 meses posteriores al tratamiento”, cuenta.
La doctora Matilde Bayton aplica “Shelterina”, un producto que favorece la reparación del ADN, con ayuda de un “dermapen”, una especie de bolígrafo con varias agujas ultrafinas en lugar de minas, con las que se realizan micro punciones en la piel, que hacen que ésta reaccione produciendo nuevo colágeno y elastina para curárselas. “No duele y no produce hematomas– asegura Bayton- aunque la piel puede quedar enrojecida durante unos días y con algunas costras finas”.
Y Patricia Moreno, directora del centro que lleva su nombre, prefiere una microdermoabrasión con polvo de corindón que deja la piel del cuello, y escote como si le hubieran frotado con una lija. “Se rocían micro cristales de dióxido de aluminio (polvo de corindón) por toda la superficie, y este polvo es como una fina arena que arrastra las células muertas de la epidermis, y alisa la superficie de la piel”.
*Este artículo se publicó en ABC Salud el sábado 18 de marzo 2017 y lo reproduzco para los que no leéis el periódico de papel
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