No es que enero sea el nuevo septiembre (o el bitch the new black, el color maquillaje el nuevo blanco o el gris el nuevo negro), es que enero es una de las dos veces del año en que el contador se pone a cero (la otra, claro, es septiembre). Empieza la vida (esos propósitos, esas matrÃculas en el gimnasio y en la academia de inglés) y la tele. Bien, entre las cosas que hacer en enero si no estás muerto tenemos un buen puñado de esperados regresos a ritmo americano (Perdidos, Big Love, Damages, 24, Battlestar Galactica, The L Word), los regresos a ritmo de aquà en teles de pago (The Closer ayer a Calle 13 con la cuarta), las apariciones estelares allà (Neil Patrick Harris en el Saturday Night Live de este sábado o Jon Hamm ya a partir del 5 de febrero en 30 Rock en tres capÃtulos), los regresos de aquà en teles generalistas (Los hombres de Paco, que si eso que se pongan a hacer publicidad de Galp, o House), los cambios con buena pinta (Hermanos y detectives al viernes: la mayor parte de las veces que veo ¿Dónde estás corazón? es porque no hay otra cosa desde que dejaron de poner Bones), los estrenos de aquà (La batalla de los coros, ahora voy, El mentalista o Granjero busca esposa; ¿soy yo a la única a la que la simpática Luján Argüelles le parece más creÃble como mujer que hubiera sido hombre que Marina Gatell en LaLola, Rebecca Romjin en Betty o incluso Kathleen Turner en Friends?).
En fin, que una se siente un poco como Tony Colette en el también próximo estreno de Showtime, The United States of Tara (guión de Diablo Cody). Con múltiples personalidades, en mi caso (en el de tantos), con múltiples frentes (la tele de aquÃ, la de allÃ). Pero, vaya, viendo la enorme nariz de Carmen Alcayde en lo de los records (madre mÃa, qué rollazo inútil) o a Mirentxu de Gran Hermano diciendo que Iván quiso pegarle fuego con un bote de disolvente (¿por qué habrá tanta gente loca?) no es de extrañar que una acabe (si quiere disfrutar, otra cosa es la obligación de los estrenos) viendo sólo la tele de allà aunque sea por la vÃa nacional. Es una lástima que no encuentre un vÃdeo de Jon Hamm en su guÃa Don Drapper para ligar del SNL que puso este sábado Canal +. Fue una pasada (teniendo en cuenta que este programa es de octubre, a saber cuándo llegará el de Neil Patrick Harris: bueno, siempre tendremos alguna muestrecilla en la web de la NBC).
Y voy a uno de los estrenos patrios, el de La batalla de los coros en Cuatro. A mà me gustarÃa que me gustaran estas cosas, pero vaya. Bueno, ni me gusta a mà ni a casi nadie. Hizo un cinco por ciento de share y 916.000 espectadores frente a los 3.598.000 de Gran Hermano con la expulsión de Julito Fu-Fú, ese ser de otro planeta y de cejas ultradepiladas (ni Jack en Will y Grace cuando se las afeitó me dio tanto repelús como el que me da Julito de casa, Julito de siempre; bueno, hay otra cosa que me da más brfjrjrjrjrr: la chupada de pezón de Almudena a Julito).
Claro, con estas cosas cómo va a ponerse una a ver lo de los coros, tan blanco, tan inofensivo, tan huevo sin sal, taaaan largo (da tiempo a ver el ratito en que coincidió con la vuelta de la subjefe Brenda Johnson a Calle 13 o con la de Mujeres de Manhattan en Fox, uno de mis placeres culpables). En lo de los coros no es que hayan ido por ahà tirando de simples aficionados de la calle para formar coros (aunque algunos lo sean), es un vehÃculo para gente que quiere dedicarse a la música. Lo peor de todo es la uniformidad. Todos parecen lo mismo. Todos suenan igual, todos se mueven igual (incluso se balancean cuando no tienen por qué hacerlo). Son iguales aunque uno cuente con una especie de Luis Mariano (y cantando lo del Tell me more de Grease queda de lo más bizarro).
Los mentores (Mikel Erentxun, Marta Sánchez, Soraya, Manu Tenorio y Lolita) son como los letreros de animalitos que hay en el aparcamiento del Carrefour. Para no perdernos. Pero las plazas (los coros) son los mismos. A la vista de lo cantado, da la impresión de que hubieran ido no por Sevilla, Alcobendas o La Coruña (Marta Sánchez dice La Coruña, frente a Lobató que decÃa A Coruña) sino por todos los teatros de Madrid donde se representan musicales y se hubieran llevado un puñado de chicos del coro. Es un programa amable, muy amable, que no molesta. Pero no es suficiente. Una muesca menos en enero. Veremos a ver Granjero busca esposa (Cuatro), Acusados (Telecinco, y pese a Coronado) o Doctor Mateo (Antena 3). Nunca hay que perder las esperanzas en el producto nacional.
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