La sección de Txumari Alfaro en A tu lado se las trae. No sé si habrá compartido ya algún crecepelo. Pero de eso va. Los consejos de ayer eran contra la celulitis. Sin desperdicio.
Uno. Caldo depurativo para limpiar el intestino que hay que tomar durante nueve días. Se ponen en una olla dos litros de agua, una col, siete u ocho ramitas de apio, una manzana sin corazón troceada, seis o siete ramitas de perejil y cuatro chalotas y se hierve todo ocho o diez minutos. Y con lo que sale (triturado pero poco) se toma un tazón media hora antes de desayuno, comida o cena. Delicioso.
Dos. Hay que comer cien gramos de arroz integral todos los días. Y piña. Y fresas.
Tres. Hay que ir al baño todos los días. Y ahora se trata de la posición en la que uno hace esas cosas. Se pone en cuclillas y dice que esa es la postura ideal, algo que hemos olvidado desde que tenemos cuartos de baño (menos mal). Y entonces, para evitar el estreñimiento, hay que poner algo delante del wáter (una caja alta, por ejemplo) y sentados ponemos ahí las piernas “y ya verás cómo hacemos mayor cantidad. También es muy bueno levantar los brazos porque se estira la barriga y vaciamos mucho mejor”. O sea, que de leer nada, a no ser que otro sostenga la revista y pase las páginas.
Cuatro. Masajes. Se moja un guante de crin en vino blanco y se hacen masajes circulares en las piernas hacia arriba. Y practica con una tía que, claro, no tiene ni un gramo de celulitis. Otro masaje se lleva a cabo con una media vieja en la que metemos tres huesos de aguacate (también pueden ser nueces).
Cinco. Para reducir la celulitis del culo se pone una especie de pañal hecho con una bolsa de basura, se lo pone y lo sujeta con un pantalón corto. Y entonces se pone a caminar cinco minutos para adelante y cinco para atrás. Con el culo. Lo mejor de todo es el cartelón que cada día sacan los de A tu lado advirtiendo de que todas esas recomendaciones son de carácter puramente informativo y no sustituyen en ningún caso los consejos de médicos y farmacéuticos.
Y todas estas patochadas las hace Txumari Alfaro con una chaqueta oscura de raya diplomática y una bufanda tipo pashmina como de tomar el té en el Ritz. Y con Felixuco de pareja. Los Tonetti de la tarde. Claro, que casi prefiero esta payasada que la historia interminable de cómo Sonia Arenas quiso hundir a Kiko Hernández. Qué pesadez
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