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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

Falete y Mayte. El orgullo guay

Rosa Belmonte el

Ya llevábamos todo el día escuchando y leyendo lo muy gay de Globos de Oro y futuros Oscar, y llegó Jesús Quintero con El loco de la colina. Entre sus soflamas poéticas, vasos de Coca Cola que lo mismo están vacíos que llenos (tronchante lo de Antonio Gala contando cómo lo expulsaron de tres autoescuelas), toreras pecosas, sevillanas del año pelín oscuras y locos de atar con lengua desatada (“¿te gustan el silencio?”, le preguntó Quintero), además de todo eso, una de las actuaciones musicales. La más gay. Falete y Mayte Martín cantando juntos (o uno después de otro) S.O.S., la única canción original del primer disco de Falete. Dos cantantes extraordinarios sentados en una mesa frente a frente y cantándose encima. La ceremonia de la confusión si no los conociéramos. Dos homosexuales. Una mujer que parece un hombre (guapo) y un hombre que parece una mujer (exactamente, mi vecina del quinto cuando va de boda). Si no fuera por Risitas (bueno, y con Risitas), lo mejor del programa. Memorable. A veces me aburría (las soflamas, Alejandro Sanz…), a veces me despistaba mirando ese necesario humo de pacotilla (sustitutivo del de los cigarrillos) que se ve donde Pepe Navarro ponía siluetas de tías buenas. Y Risitas (post Torrente), que llegó después de Santiago Segura, un clásico quinteriano que esperaba con ganas. Y no defraudó. Su vocabulario: golosina (limusina), hacer cudin (jogging o el mal llamado footing), dos cero bajo cero (la temperatura que hacía en Madrid durante el rodaje), el Gijón (el guión), el cáriti (catering). Ah, y que cobró un millón por la peli (“más lo que se ha llevado el manager y lo que te habrás llevado tú por meterme ahí”, a Jesús). También dijo que le gusta mucho la mujer que hace de comer al mediodía en la tele. Se refería a Inés Ballester. Esta mañana le han puesto las imágenes a la Ballester, que no lo había visto (sólo vio a Alejandro Sanz) y se moría de risa. Y parece que va a invitar a Risitas un día para cocinar. No puedo esperar ese momento.

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