Rosa Belmonte el 15 mar, 2010 La muerte del grandullón Merlin Olsen me ha servido para recordar mi afición y adicción a series insignificantes. Por supuesto, no me refiero a La casa de la pradera, sino a El padre Murphy, que también me hizo adicta a Katherine Cannon, más buena que el pan en la serie de Michael Landon y una auténtica arpía, aunque secundaria, años después en Sensación de vivir como madre de Donna Martin (claro, que tener de hija a Tori Spelling debe desquiciar un poquitín). (A continuación, spoilers de Sin Cita previa y Anatomía de Grey. Lo escribo y me da risa. Como si a alguien le importara.) El padre Murphy no sólo era insignificante y ñoña sino que en la parrilla también era casi invisible (la ponían los domingos a las dos de la tarde en la segunda cadena, se llamara entonces como se llamara, y allí que estaba yo de guardia a mediados de los 80). Creo que el espíritu de la insignificancia es el mismo que ahora me hace disfrutar más con Sin cita previa (placer nada culpable, una es super fan de Shonda) que con Perdidos. Ésta es obligación no devoción. Y por recordar a Miguel Delibes, es un poco como La parábola del naúfrago, sin comas con todos sus experimentos, frente a novelas clásicas tipo El camino o La hoja roja. Me llevan mucho más los demonios (es decir, me llega más) la ida de olla de Violet, la relación entre Cooper y Charlotte o los frenos de Addison para liarse con Sam (Taye Diggs, que está casado con la estupenda Idina Menzel) que cualquier rocambolesca situación doble en la isla, que también (eso sí, Perdidos me importa tan poco emocionalmente que sé que no voy a tener ningún problema en ver el final). Y quien dice Sin cita previa dice Anatomía de Grey. ¿Pero a quién le importa que vuelva Izzie si ya nos habíamos olvidado de ella? Si cuando aparece, como el día que trajo a Joel Grey, produce una terrible sensación de incomodidad hasta en el telespectador. Y bueno, tenemos a Miranda con novio y ese acercamiento entre Mark y Teddy (Kim Raver). Y añado entre mis favoritas otras series insignificantes para el gafapastismo televisivo como Life Unexpected o Parenthood. Claro, que a mí me ponen a Lauren Graham en Perdidos y acabo haciéndome fan. Descubrimiento de la semana: Lo viejos que somos. Algunos más que otros. Así, David Warner en Wallander como padre de Kenneth Branagh (lo mismo pasa con Craig T. Nelson en Parenthood). Por cierto, Wallander es muy buena (vale, sólo he visto el primer episodio). Pero viéndola, y escuchando a sus intérpretes hablar en ese inglés de dependiente de Fortnum & Mason, una tiene la sensación de estar viendo Principal Sospechoso de excursión en Suecia y sin Helen Mirren. Wallander (por Kenneth Branagh) también me ha hecho acordarme de cuando era adicta a Fortunes of War, que aquí se llamó La solución final, esa serie donde se conocieron, o al menos se enamoraron, Branagh y Emma Thompson. Creo que iba en la segunda cadena. También me he acordado de lo mucho que siempre me han gustado las sobrias producciones británicas sobre la Segunda Guerra Mundial (veremos The Pacific y su pastizal). Frase de la semana 1: Gloria Serra en La noria poniendo imágenes a Carmen Lomana al final de su entrevista de Tamara Falcó y Bea la legionaria: “Son dos personas muy disímiles”. Vale que la palabra existe, ¿pero no podía haber dicho diferentes? Frase de la semana 2: Belén Esteban contestando a María José Campanario, que decía no saber cuáles son las propiedades de Jesulín: “Me parece muy extraño que una señora no sepa lo que tiene su marido. En vez de un marido, ¿qué es, un lugareño lo que tiene en la cama? Frase de la semana 3: Belén Esteban otra vez: “Por mi padre saco los ojos, me los como y los escupo”. Ésta es más gore, pero lo de lugareño me gusta más. Hemeroteca Comentarios Rosa Belmonte el 15 mar, 2010