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La (des)igual distribución de la renta de las ciudades españolas

La (des)igual distribución de la renta de las ciudades españolas
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Por Jorge Díaz Lanchas, investigador en economía internacional y profesor asociado en Universidad Loyola Andalucía

Uno de los fenómenos menos analizados en las ciudades españolas es su distribución de la renta. La falta de micro-datos, hasta el momento, impedía llevar a cabo tales análisis. Sin embargo, desde que el INE el año pasado publicase en abierto a través del Atlas de distribución de la renta los datos de renta media por habitante y hogar a nivel de municipio y unidad censal, las posibilidades de estudio se han expandido enormemente.

Gracias a estos datos, en este post analizo descriptivamente tales distribuciones para las ciudades más pobladas de España: Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Para tratar correctamente los datos a nivel de ciudad, no deberíamos recurrir exclusivamente a la definición de municipio sino, por el contrario, a la de área urbana. Existe mucho debate acerca del área espacial que se ha de cubrir en el análisis de las ciudades. El municipio, en esencia, es un ente administrativo y político que posiblemente no capte de manera completa las dinámicas de las ciudades y sus mercados laborales. Por este motivo, la OCDE y la Comisión Europea, junto con múltiples investigaciones, llevan años intentando delimitar estas áreas urbanas. Éstas serían el resultado de la conjunción de varios municipios cuya actividad económica y laboral responden a las mismas dinámicas. Para su delimitación recurren a indicadores de densidad poblacional, desplazamientos diarios por motivos laborales (commuting), etc. La metodología incluye muchos otros elementos de una manera coherente y robusta. Incluso para el caso español en particular, el Ministerio de Fomento elabora sus propias definiciones de áreas urbanas.

Una vez delimitados los municipios que corresponden a las cuatro áreas de interés (en mi caso, de acuerdo a la clasificación del Ministerio de Fomento), la distribución de la renta media por habitante para el año 2016, tomaría la siguiente forma:

Figura 1. Distribución kernel de la renta por habitante. Principales áreas urbanas. Datos por municipio. 2016.

Barcelona sería la ciudad con mayor número de municipios de renta media mostrando un comportamiento más próximo a una distribución normal (ideal). Muestra un segundo repunte para municipios de renta media-alta, pero posiblemente sea la ciudad grande española con la distribución de la renta más igualitaria. Madrid por su lado muestra una mayor disparidad. Engloba en su mayor parte a municipios de renta media-baja y a los municipios con la renta más alta del país, confiriéndole una distribución desigual de la renta. Valencia concentra su renta en municipios de renta media-baja, mientras que Sevilla sería la ciudad que mayor número de municipios de renta baja concentra, reflejando además un segundo repunte muy marcado de municipios de renta media-baja.

Bien es cierto que la comparativa entre ciudades, así como las conclusiones que se pueden obtener a partir de datos medios por municipio pueden ser muy limitadas debido al bajo número de observaciones que se incluirían en cada área urbana. Para evitar este problema, el INE también nos proporciona datos por unidad censal, lo que expande el número de observaciones por municipio y, en definitiva, área urbana. De acuerdo a esta definición, obtendríamos la siguiente distribución de la renta:

Figura 2. Distribución kernel de la renta por habitante. Principales áreas urbanas. Datos por sección censal. 2016.

Las distribuciones obtenidas ahora resultan más fácilmente comparables. En cualquier caso, los patrones mostrados seguirían lo apuntado en la Figura 1. Estos son: Barcelona mostrarían una distribución relativamente más igualitaria de la renta por habitante, mientras que Madrid englobaría tanto a las áreas censales de mayor renta como zonas de renta media-baja, donde está especialmente concetrado. Finalmente, Valencia concentraría secciones censales con renta media-baja pero cuyos niveles de renta serían incluso superiores a los mostrados por la ciudad de Sevilla, la cual sigue mostrando cierto comportamiento bimodal.

Por último, cabe esperar que los niveles y composición de la población de los municipios y áreas censales puedan afectar al ratio de renta por habitante, por ello un buen indiciador complementario de la distribución de la renta por habitante puede ser el indicador de renta por hogar. La siguiente Figura 3 muestra nuevamente la distribución de tal indicador por áreas censales:

Figura 3. Distribución kernel de la renta por hogar. Principales áreas urbanas. Datos por sección censal. 2016.

Las dinámicas de la renta por hogar apuntan en la misma línea que las de la renta por habitante. En este primer análisis descriptivo, Madrid se configura como la ciudad que consigue recoger el rango más amplio de rentas siendo posiblemente la ciudad más desigual en renta. Barcelona, por su parte, concentra hogares de renta media, mientras que Valencia y Sevilla ocupan los hogares de renta media-baja. Por último, hay que remarcar que las conclusiones de este post no son definitivas sino puramente descriptivas. Para poder llegar a resultados más concretos, necesitaríamos recurrir a técnicas estadísticas más precisas acerca de la igual (o desigual) distribución de la renta por área urbana y que, por el momento, quedan fuera de los objetivos de este post.

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