Todos en Semana Santa suben su propio Calvario. Y los políticos no podían ser menos, claro. Más, por supuesto, aquellos que tienen el poder de influir en la vida de los ciudadanos. La decisión del Gobierno de Castilla-La Mancha de derogar la Orden por la que quedaban clausurados 21 PACs, urgencias nocturnas en el ámbito rural, -después de un rosario de autos judiciales que amenazaban con enmarañar el asunto y, lo que es peor, prolongarlo en el tiempo hasta el infinito-, supone un revés en los planes del consejero de Sanidad, el vehemente José Ignacio Echániz, pero a la larga puede resultar positivo en la acción de Gobierno de María Dolores de Cospedal. La manida frase de que rectificar es de sabios cobra aquí su sentido originario e incontaminado, y pone a las claras que se es gobierno en caminos de rosas, pero también cuando pintan bastos. En la meditación, la reacción y la decisión final palpita la legitimidad del poder ejecutivo nacido de la voluntad popular. Volver a andar el camino de una decisión política no significa, ni mucho menos, que el que la adopta quede en desventaja, aunque de ello, lógicamente, se aprovechen los de enfrente, en este caso el PSOE, que en una demagógica sentencia ha gritado alto que “esta es la victoria del pueblo”. Aquí no hay derrotas ni victorias, sino un servicio público básico, la sanidad, que debe seguir prestándose a los ciudadanos en las mejores condiciones posibles. Por ello saludamos el anuncio del consejero Echániz de elaborar un Plan Integral de Atención Sanitaria en el Ámbito Rural.
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