Paz y amistad
Mi vecina presentaba un curioso automatismo: cada vez que yo abría la puerta, aunque fuera en silencio, ella entreabría la suya para olisquear lo que pasaba en el rellano. No le bastaba con otear a través de la mirilla. En…
Mi vecina presentaba un curioso automatismo: cada vez que yo abría la puerta, aunque fuera en silencio, ella entreabría la suya para olisquear lo que pasaba en el rellano. No le bastaba con otear a través de la mirilla. En…