Efebocracia
He de confesarles que no tuve infancia. Incluso reconocerles que mi proverbial seriedad viene de tan lejos, cuando aún le daba al chupete, que cuando era llevado al pediatra éste me recibía con un «¡Hombre, ya está aquí don Javier!».…
He de confesarles que no tuve infancia. Incluso reconocerles que mi proverbial seriedad viene de tan lejos, cuando aún le daba al chupete, que cuando era llevado al pediatra éste me recibía con un «¡Hombre, ya está aquí don Javier!».…