Margallo anima a Cristina Fernández a ir a Cádiz
José Manuel García-Margallo quiere que Cristina Fernández acuda a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz. No sólo lo desea, sino que anima a la presidenta de Argentina a que aproveche ese foro para abordar con España los problemas derivados de la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol en YPF.
El ministro de Asuntos Exteriores hizo esa invitación, poco después de haber firmado varios acuerdos de cooperación con la canciller mexicana, Patricia Espinosa.
Dos ejemplos de relaciones con dos grandes países que deberían ser referentes para España en Iberoamérica y con los que, de hecho, tiene suscritos acuerdos estratégicos. Pero mientras los contactos con México no han hecho más que mejorar en los últimos años, con independencia de quien gobernara el país, con Argentina lo cierto es que se han revelado cada vez más difíciles. La deriva populista de los Kirchner no ha hecho más que entorpecer las relaciones y provocará que las empresas españolas, que apostaron en su momento por Argentina, como un lugar natural para su expansión internacional, busquen ahora destinos con una mayor seguridad jurídica.
No deberíamos habituarnos a que España y Argentina lleven sin mantener contactos desde que se produjo la expropiación de Repsol. Ni la historia ni los intereses ni los lazos que unen a miles de españoles y argentinos merecen ese distanciamiento. Bienvenida sea la mano tendida de García-Margallo, pero sería más deseable aún que, para cuando se celebre la cumbre de Cádiz, en el mes de noviembre, estén ya encauzadas las relaciones. De lo contrario, se corre el riesgo de que la cita se convierta en un ring en el que se repitan situaciones como la de la Cumbre de Santiago de Chile, con el famoso “¿por qué no te callas?” del Rey a Hugo Chávez.
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