Disiento de Florentino Portero. Estos del Nobel de la Paz no se enteran. Mira que darle el premio a Obama, que, después de todo acaba de llegar a la escena internacional, y olvidarse de Zapatero, que aporta realidades y no sólo promesas.
¿Es que aquà sólo dan puntos por ser el primer presidente negro de Estados Unidos? ¿Es que valen más prometer que hacer? ¿Es que haber nacido en Valladolid y haberse criado en León no cuenta para nada? ¿Cómo pueden olvidarse de que Zapatero es, desde hace casi seis años, el gran abanderado del diálogo y de la pazzzzzz, como suele escribir Ignacio Camacho? ¿Es que no puntúan los esfuerzos de toda una legislatura para negociar con los terroristas de ETA? ¿Acaso no cuenta más haber retirado fulminantemente las tropas de Irak que enviar otros 17.000 soldados a Afganistán como hizo Obama nada más pisar la Casa Blanca? ¿Cómo es que no se valora la Alianza de Civilizaciones, tan aclamada en el mundo y, sobre todo, por paÃses islámicos como el temido Irán o ese oásis de libertades que es Arabia SaudÃ?
Pero Zapatero no es envidioso y está contento con que le hayan dado el premio a Obama, porque asÃ, cuando dentro de cuatro dÃas entré en el Despacho Oval, será seguramente el primer mandatario extranjero al que reciba no sólo el inquilino de la Casa Blanca, sino todo un Nobel de la Paz. Eso sÃ, a lo mejor tienen que hablar más de guerra que de paz, de que es imprescindible mandar más tropas a Afganistán, si no queremos que aquello se convierta en el gran fracaso de la Alianza Atlántica. A Obama, que anda dudando sobre si atender o no las peticiones del general McChrystal, se lo han puesto ahora muy difÃcil. Por eso, hubiera sido mejor que se lo dieran a Zapatero, que además, después de Washington tiene programado un periplo por Oriente Próximo en otra misión pacificadora.