La pasión turca de Zapatero

No se ha caracterizado José Luis Rodríguez Zapatero por su afición a viajar por el mundo. La política exterior no ha figurado nunca entre sus prioridades. Pero quizás haya una excepción: siempre ha estado dispuesto a atender los deseos del primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan. Todo empezó con la disposición de éste a secundar, como copatrocinador, la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones. Desde entonces, los contactos han sido muy frecuentes. Zapatero, que encuentra fácilmente una excusa para no estar presente en una misa del Papa, se apresuró, incluso, hace menos de dos años, a acudir a Estambul a romper el ayuno del Ramadán con su amigo Erdogan. Y entre ambos consiguieron que Obama se acercara durante unos minutos a uno de los actos del Foro de la Alianza de Civilizaciones que se celebró en Estambul.

Otra de las grandes novedades fue el establecimiento de Reuniones de Alto Nivel entre los dos países, con carácter anual. Y ahora, Zapatero, que suspendió hace días su presencia en la próxima Asamblea General de la ONU, sí ha encontrado tiempo para viajar a Ankara y participar una de esas cumbres.

Hay que aceptar, en cualquier caso, que el momento puede ser interesante, porque Turquía está desempeñando un activo papel en Oriente Próximo, eso sí, con actuaciones a veces desconcertantes. Por un lado, presta su territorio para que se cree un Consejo Nacional de Transición opuesto al dictador Bachar El Assad. Por otro, se enfrenta abiertamente a Israel, por la cuestión de la flotilla humanitaria a Gaza, echando por tierra el que era uno de sus mejores activos: la buena relación que mantenía con los israelíes.

Zapatero tendría ahora una buena ocasión para recordar a Erdogan que la radicalización no le ayudará en nada a acercarse a la Unión Europea, un objetivo para el que siempre ha contado con el apoyo del Gobierno español. Un apoyo, por otra parte, insuficiente, porque la oposición francesa y alemana al ingreso de Turquía es mucho más fuerte –y ha aumentado con la crisis económica- y porque el planteamiento turco ante Chipre, impidiendo el acceso a sus puertos y aeropuertos de naves y aeronaves chipriotas, no es acorde con la libertad de circulación que impera en la UE.

Así las cosas, quizás lo más rentable de esta RAN con Turquía sea la posibilidad de consolidar y aumentar las inversiones españolas en Turquía en proyectos como la construcción de un túnel ferroviario bajo el Bósforo para unir la parte europea y la parte asiática de Estambul o la línea de alta velocidad entre Ankara y Estambul.