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Exteriores: el Ministerio del cambio

Exteriores: el Ministerio del cambio
Luis Ayllón el

Por unas o por otras razones, José Manuel García-Margallo es posiblemente el ministro que más cambios se ha visto obligado a realizar en su equipo. La gran mayoría de sus altos cargos, entre ellos dos secretarios de Estado y el subsecretario, han sido renovados a lo largo de la presente legislatura, casi siempre como consecuencia del nombramiento de sus titulares como embajadores.

Los cambios comenzaron pocas semanas después de llegar el ministro al Palacio de Santa Cruz. García-Margallo mantuvo una pequeña parte del equipo que tenía su antecesora en el cargo, la socialista Trinidad Jiménez, entre ellos el jefe de Gabinete, Juan Ignacio Sell, que poco tiempo después fue nombrado embajador en Sudáfrica. Le sustituyó Alberto Carnero, quien, a su vez, estaría en el cargo menos de año y medio, para pasar a ocupar la Embajada en Viena. En mayo de 2013 fue relevado por Juan José Buitrago, que sigue en el puesto.

Por la misma época dejaron sus responsabilidades otros dos altos cargos “heredados”: el director general de Política Exterior y Asuntos Multilaterales, Santiago Cabanas, para ser embajador en Jordania; y Juan González-Barba, director general pata el Magreb, África, Mediterráneo y Oriente Próximo, que fue nombrado embajador en Sudán. Cabanas fue sustituido por Ignacio Ybáñez, y González Barba, por Manuel Gómez-Acebo.

También dejó el cargo el director general de la Agencia Española de Cooperación Internacional, Juan López-Dóriga, y sus funciones fueron asumidas por el secretario general de Cooperación, Gonzalo Robles. López-Dóriga fue nombrado embajador en Túnez.

En la Dirección General de Servicio Exterior se produjo igualmente un cambio, en octubre de 2013, al ser nombrado su titular, Miguel Aguirre de Cárcer, representante permanente ante la OTAN. Le sustituyó Enrique Ruiz Molero.

Asimismo, un mes después, el director general de Asuntos Consulares, Luis Fernández-Cid, pasó a ser embajador en México y le sustituyó Cristóbal Valdés.

 

Los puestos más altos, también

Los cambios comenzaron a afectar al nivel más próximo al ministro cuando, en junio de 2014, el subsecretario, Rafael Mendívil, una vez concluida la tramitación de la Ley de Acción Exterior y del Servicio Exterior del Estado, la Ley de Tratados Internacionales y el Reglamento de la Carrera Diplomática, se fue de embajador a Turquía. Su cargo lo ocupó Cristóbal González-Aller.

Poco después también fue relevada la secretaria general Técnica, Fabiola Gallego, por Isabel Vizcaíno.

En noviembre de 2014, García-Margallo, perdió a uno de sus “números dos”, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, nombrado embajador en Japón. El ministro optó por promover el ascenso Ignacio Ybáñez a ese puesto y cubrió su vacante en la Dirección General de Política Exterior, con Enrique Mora, que había sido el responsable de la elaboración de  la Estrategia de Acción Exterior.

Enrique Mora no asumió, sin embargo, las competencias que tenía Ybáñez sobre Naciones Unidas ya que, tras alcanzar España un puesto de miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, se creó una nueva Dirección General para ocuparse de esos asuntos, que recayó en Francisco Javier Sanabria.

Fue el primer nombramiento de un alto cargo en el Ministerio en 2015, pero no el último, porque hace escasas fechas, el director general para América del Norte, Asia y Pacífico, Ernesto de Zulueta, fue nombrado embajador en Perú, y fue sustituido por Fidel Sendagorta.

Hace menos de un mes, García-Margallo afrontaba otro cambio en su equipo más cercano: el de la directora general de Medios y Diplomacia Pública, María Claver, sustituida por Tomás Poveda, que era el director general de Casa América. Este puesto está hoy por hoy, vacante.

La sorpresa vino poco después cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, eligió para sustituir a José Ignacio Wert al frente del Ministerio de Educación, al secretario de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo. Perdía así García-Margallo a otro de sus “segundos” y optó por sustituirlo con un hombre de su confianza: Fernando Eguidazu, que ocupaba la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales. El puesto de éste lo cubrió con Javier Sangro.

 

Los que queda del equipo inicial

A día de hoy, al ministro le quedan en sus puestos sólo un reducido número de altos cargos con los que comenzó su paso por el Ministerio: el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia; el director general para Iberoamérica, Pablo Gómez de Olea; la directora general de la Oficina de Información Diplomática, Cecilia Yuste; el director general de Coordinación de Políticas Comunes y Asuntos Generales de la UE, Alejandro Abellán; y María Victoria Morera, directora general de Relaciones Bilaterales con países de la UE.

A ellos, hay que añadir el secretario general de Cooperación Internacional, Gonzalo Robles; y en la Agencia Española de Cooperación Internacional y para el Desarrollo (Aecid), al director de Cooperación para Asia y África, Alberto Virella; y a la directora de Relaciones Culturales, Itziar Taboada. El director de Cooperación con América Latina, Rafael Carranzo, también dejó el cargo en junio de 2014, tras ser nombrado embajador en Nicaragua, y fue sustituido por Mónica Colomer.

En las Casas, se han producido igualmente cambios. Así, en marzo de 2012, El director de Centro Sefarad-Israel, Álvaro Albacete, nombrado por el equipo de Trinidad Jiménez, fue sustituido por Florentino Portero, quien, a su vez dejaría el puesto en mayo de 2013 a Miguel de Lucas.

En enero de 2014 se produjo también el cambio en la Dirección General de Casa África, donde Santiago Martínez-Caro fue relevado por Luis Padrón.

Y en abril de este año, Miguel Oliveros sustituyó al frente de Casa Mediterráneo a Almudena Muñoz.

Siguen en sus puestos, los directores de Casa Árabe, Eduardo López-Busquets; y de Casa Asia, Ramón Moreno. Casa América está a la espera de que se produzca el nombramiento de un nuevo director.

En suma, a pocos meses del final de la Legislatura, a García-Margallo sólo quedan del equipo inicial menos de una decena de altos cargos, algunos de ellos, incluso, con Embajadas prometidas, que podrían concretarse antes de que se celebren las próximas elecciones generales.

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