El embajador de Estados Unidos en España, James Costos, afirma, en un comunicado difundido con motivo de la visita de Barack Obama a Cuba que otros paÃses se verán beneficiados por ese viaje, y especialmente, el nuestro por los lazos históricos que tiene con la isla. Costos se muestra convencido de que las empresas españolas, van a tener nuevas oportunidades, a medida que Cuba se vuelva más accesible.
La realidad es que, hasta ahora, las empresas que han estado siempre en Cuba, sobre todo en el sector turÃstico, han sido las españolas. Un 90 por ciento de las camas de hoteles de cuatro y cinco estrellas son de cadenas españolas. Pero eso es algo que puede cambiar muy rápidamente. Se vislumbran ya las inversiones estadounidenses en ese sector y, si Obama consigue convencer a las Cámaras parlamentarias de su paÃs de que levanten el embargo o al menos logra suavizarlo, habrá una llegada masiva de capital norteamericano.
A España, el cambio en la relación Washington-La Habana e incluso Bruselas-La Habana le ha cogido en el peor de los momentos. Tener un Gobierno en funciones no es lo mejor que nos puede ocurrir cuando hay importantes movimientos polÃticos y económicos que afectan a Cuba. Por más que el Ejecutivo insista en que España ha influido notablemente en el cambio de actitud de la Unión Europea hacia la isla, lo cierto es que España esta ausente en estos momentos en esos movimientos.
El Gobierno no está en condiciones siquiera de subrayar con credibilidad su papel en Europa o su participación en favor de que el Club de Paris condonara a finales del pasado año 7.730 millones de euros de intereses de la deuda cubana. Tampoco, puede, al parecer, dada la situación de provisionalidad que se vive en España, firmar un acuerdo de condonación adicional a la deuda a corto plazo perdonada ya meses antes (201,5 millones de euros). Se tratarÃa de unos 537 millones de euros que se convertirÃan en inversiones españolas en la isla.
Lo cierto es que España deberÃa estar mucho más presente en estos momentos en un paÃs como Cuba con el que nos unen tantas cosas y con el que nunca se rompió el vÃnculo, por mas que haya habido episodios de gran tensión.
Esa necesidad de no estar ajeno a lo que pasa en Cuba no obedece solo a motivos económicos. Nuestro paÃs ha acogido a muchos disidentes que han buscado aquà los espacios de libertad que se les negaba en su tierra y tiene una obligación moral con ellos de luchar por el respeto de los derechos humanos en la isla.
Los Castro han dado pasos para el acercamiento con Estados Unidos y con la Unión Europea, pero aún encabezan un régimen autoritario y sus concesiones a las libertades polÃticas e incluso económicas han sido muy pequeñas. Después de cincuenta años de comunismo, que han llevado al paÃs al desastre, necesitan abrirse al mundo, como les recomendó Juan Pablo II, pero quieren que ello les reporte mejoras económicas sin facilitar que el pueblo cubano pueda decidir libremente su futuro.
Cuba no será posiblemente la misma dentro de pocos años y serÃa muy triste que España no hubiera participado en esa evolución. Una consecuencia más del parón que sufre nuestra polÃtica exterior por no contar ya con un Gobierno estable.
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