El Real Madrid 2104-15 tiene un problema gigante. Y, lo que es peor, ya no tiene solución. Al menos, en forma de parche, hasta enero. En sustancia, hasta el próximo verano. El Real Madrid 2104-15 es una plantilla mal confeccionada. No estoy diciendo que sea un grupo de jugadores exentos de calidad. Para nada. Todo lo contrario. Son (casi) todos futbolistas top que cualquier equipo de élite mundial se los rifaría. Pero algunos no son lo que necesita el Real Madrid de Ancelotti y su exitoso 4-3-3. Sobre todo, desde la medular hacia adelante. Veamos.
El fútbol es un juego de centrocampistas. Ayer, hoy y siempre. Ahí reside el noventa por ciento del éxito o el fracaso de un equipo. Ahí sacó Ancelotti su vena de druida y se inventó un triángulo con Xabi, Modric y Di María (complementado por el Bale más solidario en los grandes partidos: final de Copa, semifinal de Champions…) que cimentó la Décima, el botín más buscado y deseado del madridismo.
Pero llegó el verano y al «Panoramix» Carletto le quitaron dos de los tres ingredientes de su pócima mágica. Y, uno de ellos, sacado de dentro de la marmita en plena ebullición, jugando con fuego, nunca mejor dicho. Se fueron Di María y Xabi Alonso. Ambos «motu proprio», cierto. Aunque los dos con contrato en vigor y, por lo tanto, sin la sartén por el mango. Si el Madrid no quiere, no se van. No hay más. Por encima de intereses personales está el colectivo. Y al que no le guste, que no firme renovaciones de contratos en febrero para luego pedir su marcha en agosto. El Madrid es un club de fútbol, no Walt Disney.
A cambio, a Ancelotti le han traído dos peloteros descomunales: James y Kroos, pero el colombiano no es el argentino y el alemán no es el tolosarra. Son cromos distintos. El «cafetero» es más de lo mismo que Isco. Y ya saben lo poco que encaja el malagueño en el 4-3-3 de Carlo. Si querían un sustituto del «Fideo» por ahí andaban Pogba o Verrati: futbolistas «box to box» alérgicos a la fatiga como Di María. El teutón es uno de los mejores interiores del mundo y, quizás, con el paso de los partidos y de los años, pueda ser uno de los tres mejores pivotes del planeta, pero a día de hoy no es Alonso. Kroos está muy verde aún en lo que a destrucción y posicionamiento se refiere, conceptos llevados a la excelencia por Xabi.
Todo este pandemónium innecesario para un equipo que acaba de ganar la Champions, repaso al Bayern de Guardiola incluido, tuvo su guinda con el no a Falcao, la renovación de Benzema hasta 2019, la marcha de Morata y la llegada «in extremis» de Chicharito, un reserva más del United y de la selección de México. Karim lleva dos goles en sus últimos seis meses en el Madrid. Y su apatía es desquiciante.
Probablemente, Ancelotti es el que menos culpa tiene en la involución más surrealista que se haya visto de un vigente campeón de Europa. Pero su connivencia y su falta de autoridad para decir no cuando tenía que decir no a la planta noble le ha llevado a una situación límite, aunque solo estemos a mediados de septiembre. ¿Aguantará Florentino perder la Liga en otoño como ya sucedió en la tercera temporada de Mourinho en el banquillo blanco? El luso venía de la Liga de los 100 puntos y el italiano de la Décima. Grandes hazañas ambas. Con el portugués se llegó a un pacto de no agresión hasta final de temporada y tan amigos. Pero tengo serias dudas de que con Ancelotti fuera a suceder lo mismo. En tres jornadas de Liga, seis puntos de distancia con el Barcelona. El 25 de octubre hay un clásico en el Bernabéu. El olfato me dice que si Ancelotti y los suyos no dejan de tomar curvas y enderezan ya su trayectoria, la meta de Carletto como entrenador merengue puede estar en ese Madrid-Barça. Al tiempo.
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