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Rusia y Asia Central

Rusia y Asia Central
Jorge Cachinero el

Desde la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en diciembre de 1991, la política de Rusia hacia Asia Central ha pasado por tres períodos sucesivos.

El primero, entre 1991 y 2001, fue el del divorcio entre la nueva Federación Rusa y las repúblicas centro asiáticas.

Durante aquella década, Estados Unidos (EE. UU.) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comenzaron a construir bases militares en dichos territorios.

En cambio, Rusia, a pesar de la alta interdependencia de seguridad, política y económica que mantenía con unas repúblicas que habían pertenecido a la URSS, mantuvo una actitud pasiva hacia ellas durante ese período.

La única novedad, en aquellos años, de la política exterior de Rusia hacia Asia Central fue la firma, en 1991, del Tratado de Seguridad Colectiva (TSC) -al que se sumaron Armenia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán-, conocido, también, como Pacto de Tashkent, por el nombre de la capital de esta última, que fue precursor de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), paso de refuerzo del anterior, que se produjo diez años después, en 2001.

La segunda fase, entre 2001 y 2011, fue la de una lucha geopolítica creciente, espoleada por una presencia occidental destacada en Asia Central, que fue utilizada como el patio trasero de las operaciones militares de Occidente en Afganistán.

Así, tras el 11 de septiembre de 2001, EE. UU. emprendió una ambiciosa estrategia de penetración en Asia Central y las cinco repúblicas de la región -Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán- prestaron su apoyo a la Operación Libertad DuraderaOperation Enduring Freedom (OEF), en inglés-, que se manifestó de diversas formas: bases militares, derechos de sobrevuelo o instalaciones militares de abastecimiento.

Base de EE. UU. en Karshi-Khanabad, Uzbekistán

Asimismo, esta cooperación se vio reforzada por la participación de estos países en diversos programas de entrenamiento y de ejercicios militares a través del Programa de Asociación por la Paz –Partnership for Peace (PfP) program, en inglés- de la OTAN.

Aprovechándose de estas circunstancias, que incrementaron la presencia estadounidense en la región, EE. UU. lanzó, con éxito, en 2005, una revolución de colores en Kirguistán -la revolución de los tulipanes, como se la denominó-, que acabó con el gobierno del presidente Askar Akayev, en el poder, desde 1991, y, junto a sus aliados, comenzó a tener una presencia mucho más activa en la zona.

Revolución de los tulipanes, Bishkek, Kirguistán, 2005

Como reacción a lo anterior, Rusia se vio obligada a tener que adaptarse a esas nuevas circunstancias y, fruto de aquella reorientación, lideró el paso del TSC a una organización multilateral, propiamente dicha, de cooperación en asuntos de seguridad regional, la OTSC, y comenzó a promocionar entre sus miembros el concepto de la integración euroasiática.

Simultáneamente, la política de la República Popular de China en Asia Central se activó, igualmente, y el gobierno chino comenzó a construir y a desarrollar infraestructuras, especialmente, de transporte por carretera, para poder importar más fácilmente el gas y el petróleo centro asiático hacia su país.

Por último, los años entre 2011 y 2021 se han caracterizado por un declive significativo de la influencia occidental en Asia Central, cuyo episodio más significativo fue la retirada, desastrosa, por otra parte, de EE. UU. y de sus aliados de Afganistán, en agosto de 2021, que ha terminado con la actividad militar estadounidense, por lo menos, la abierta, en la región.

Aeropuerto internacional Hamid Karzai, Kabul, Afganistán, agosto de 2021

Por el contrario, la aproximación de Rusia ha sido la de realizar un gran esfuerzo inversor en las repúblicas centro asiáticas, especialmente, en energía, en minería, en agricultura y en infraestructuras, de tal forma que la Federación Rusa se ha convertido, durante los últimos años, en un competidor decidido de China para lograr ser el primer socio comercial de todas aquellas.

De forma complementaria, Rusia ha realizado un impulso notable en el terreno de la seguridad mediante la activación de la OTSC, el estrechamiento de las relaciones bilaterales -de forma significativa, con Uzbekistán, a pesar de que no es miembro de la OTSC- y, por último, la realización de ejercicios militares con Kirguistán, con Tayikistán y con Uzbekistán a medida que la situación interna en Afganistán comenzó a deteriorarse.

Rusia es hoy el elemento central de la seguridad en Asia Central y ha construido infraestructuras e instituciones para cubrir la seguridad de toda la región y, por la vía de los hechos, la OTSC es, en estos momentos, el único instrumento legal de provisión de seguridad y de estabilidad en la zona.

En estos treinta años pasados, Rusia ha conseguido ser el proveedor en exclusiva de seguridad de Asia Central, donde compite con China por el liderazgo como principal socio comercial e inversor de sus repúblicas, y, entre las dos, han dejado a Turquía relegada a ser un socio meramente cultural y lingüístico de la región.

 

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