Macarena Olona da unos shows importantes en el Congreso. Ayer se dirigió a los diputados con voz muy queda, avanzando con suaves argumentos hasta que, de pronto, enérgica, alteró su tono: «Señorías, ¡despierten!». Sonó como una madre entrando en el cuarto del hijo resacoso.
Se lo decía a los «colaboracionistas», C’s y PP. Si eres de centro es justo que las collejas vengan por dos lados, y Carmen Calvo les acusó también de algo muy raro: «El PP se salta literalmente la Constitución». ¿Brincan sobre ella como en las hogueras de San Juan? El PP modera con moderantismo su moderación, pero a Vox le hace lo que Maroto llama «la prueba del algodón» y al comparar la «viogen» con ETA da una buena noticia a los uxoricidas: pueden acabar en el Congreso.
La prueba del pañuelo la hace diariamente la fanfarria del gobierno, que también responsabiliza a Vox del peligrosísimo chat golpista. Las pruebas del fraude electoral en EEUU, por ejemplo, son delirio conspiranoico, no así la ocurrencia de un señor de 200 años que habla de «fusilar a 26 millones de españoles». Si lo hubiera dicho en un estudio de la SER, sería humor, pero al hacerlo en un grupo de whatsApp la cuestión ya está en manos de la Fiscalía por impulso de Margarita Robles, la ministra buena para los mismos que admiraban al juez Marchena por lo bien que le colgaban las puñetas. La teoría de la ensoñación explica que Ferreras (tres capas, tres fuentes) titulara en su programa «los militares que sueñan con un pronunciamiento». Si es solo una ensoñación, los ancianos militares pueden entrar a caballo en el Congreso, que serán indultados.
Qui té fam, somia truites. El Tinglado necesita, a cada poco, unos militares de opereta para el ruido de sables, pero aquí no hay más ruido de sables que el de las orgías de garañones y los decretos de un gobierno que sueña bajo su bota al poder judicial, atado ya, cual bardo de Astérix, el legislativo.
Olona advierte: viene ruina y cambio de régimen. Se estará a favor o en contra, pero es indiscutible que este gobierno es objetivamente mejor para un etarra y un golpista catalán que para un trabajador.
(Publicado en Abc el 4-12-20)
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