Atendiendo estos días a las cosas que se dicen sobre Mandela y considerando pasadas experiencias con líderes mundiales, encuentra uno algunas características comunes a todos ellos. Los atributos del líder mundial: la capacidad para la expresión de un profundo dolor, del sufrimiento personal. Incluso un componente de martirio. Además, una profundidad espiritual y la seria voluntad de la reconciliación entre opuestos junto a una aspiración a la unidad, a la integración e incluso a la universalidad. Mandela tenía estos atributos, que se han predicado de algunos otros líderes. Lo curioso es que estas características son las propias de los fundadores de religiones. Es más, son rasgos de Jesucristo. Madiba ha estado más cerca de lo santo que de lo político (de no ser por las “selfies” de Obama su entierro hubiera parecido una canonización). La humanidad, por utilizar una magnitud cocacola, aspira a un liderazgo que tenga los atributos de Cristo y quiere y reconoce a los gobernantes que de alguna forma actualizan su mensaje (¿no parece Évole, vocero ciudadano, un monaguillo errante en busca de profeta?). Hay una sensibilidad religiosa latente. Si yo trabajara para un partido político o asesorara a aspirantes a líderes (pobres líderes serían…), les animaría a buscarse una cruz, un mensaje y un perdón y a no perder de vista al gran modelo.
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