De la mano del veterano cocinero Miguel Castro e Silva, CASARIO, en la plaza da Ribeira, junto al Duero, es una interesante opción en Oporto. Conocí a Castro hace más de diez años, cuando acababa llegar a Lisboa desde Oporto y regentaba De Castro Elias. Más tarde abrió Largo, en el Chiado. Y actualmente está al frente, entre otras cosas, del restaurante que lleva su nombre en el Mercado da Ribera, en la capital. Se trata de un histórico de la cocina portuguesa uno de los pioneros en la transformación gastronómica del país vecino.
Uno de los proyectos que está dirigiendo actualmente, en este caso junto a Jose Miguel Guedes, es este sencillo restaurante situado en el hotel Gran Cruz House. Un local al lado mismo de la plaza da Ribeira, con una agradable y pequeña terraza (para sólo doce personas) con estupendas vistas sobre el río Duero y, enfrente, Vila Nova de Gaia y sus bodegas. Una terraza que no pude disfrutar porque el día de mi visita jarreaba a conciencia en Oporto.
Ofrecen carta y un completo menú degustación, que por la noche es de siete pasos y al mediodía se reduce a cinco por 36 euros. 16 euros más con cuatro vinos, varios de la bodega Quinta de Ventozelo, que pertenece a los propietarios del hotel, que no están nada mal, y un tinto del Douro, Dalva Gran Reserva 2014. Para empezar, en la mesa, tres panes distintos, mantequilla de las Azores y un aceite elaborado en la misma quinta que los vinos. También un pequeño aperitivo de caballa marinada.
La de Casario es una cocina de base tradicional, muy centrada en la estacionalidad de la materia prima. Se nota, y mucho, la buena mano y la experiencia del cocinero. Tras el aperitivo, muy bien la lubina marinada en aceite y limón con hinojo y cebollino. Lo mismo que el lirio con escabeche de verduras (pimiento, cebolla y zanahoria) y puré de hinojo. Este plato no estaba en el menú ese día, pero Miguel Castro me lo dio a probar ya que lo iba a incorporar en breve sustituyendo a la lubina. Notable el calamar crudo con seta shitake, cebolla y cilantro, sobre el que se vierte para que se haga un caldo de pescado caliente muy cítrico. Lástima que le faltara un poco de temperatura al caldo.
Sigue el menú con una versión personal del cocinero del bacalao Gomes de Sá, separando los elementos. Por un lado el bacalao, excelente de calidad y de punto, con un pilpil ligero. Por otro, dados de patata, huevo cocido y aceitunas picadas. Muy rico. Por desgracia no tengo foto de este interesante plato. Termina la parte salada con un lomo de ternera con puré de chirivías, setas y una salsa de oporto viejo. Dejando a un lado que no soy muy partidario de la chirivía y hubiera preferido un puré de patata, el plato estaba bueno, especialmente la salsa, y con la carne en su punto.
El postre se puede elegir entre los cuatro de la carta. Opté por la manzana asada con miel, pistachos y oporto, con un sorbete del mismo vino. Una crema muy agradable. La verdad es que por 52 euros, bebidas incluidas, disfruté de una buena comida en un entorno muy agradable. Desde luego es una interesante opción si visitan Oporto.
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