Al margen de la cena en MINIBAR que les contaba en el post anterior, mi viaje a Boston y Washington me ha permitido visitar algunos restaurantes interesantes. Se los resumo brevemente como pistas por si tienen que viajar por allí.
BOSTON
ROW 34. Siempre abarrotado por un público variopinto, con muy buen ambiente, se trata de una especie de brasserie con una amplísima oferta de cervezas tanto de barril (impresionantes sus dos columnas de grifos) como de botella y completa oferta de ostras, mariscos y pescados, buena parte de los cuales se exponen en la zona acristalada de la barra (foto que encabeza el post). Un local enorme con mesas altas y bajas que hay que reservar con mucha antelación, además del espacio de la barra, donde también se puede picar algo.
Me gustó la clam chowder, la tradicional sopa de almejas. También la variedad de ostras, de las que elegimos tres tipos de distintos orígenes: Peter’s Point, Bay View y Mookie Blues. Cada pieza a tres dólares. Acompañadas, claro, con distintas salsas, entre ellas algunas picantes. Muy notable el lobster roll, tan popular en Boston. Menos interesante el fish and chips, algo seco el pescado.
Además de las cervezas hay una interesante oferta de vinos por copas, que incluye algún que otro español. En nuestro caso, bebimos cerveza y un Domaine Richou Chenin Blanc correcto. El vino caro, la comida a precio razonable. Al final, sin postre, unos 50 dólares por cabeza.
LEGAL SEA FOOD. Legal es una cadena de restaurantes especializados en marisco y pescado con numerosos establecimientos repartidos por toda la costa este de Estados Unidos. Sólo en Boston tienen doce locales, incluido uno en el aeropuerto. Pese a ello el nivel de su cocina y del producto que ofrecen es más que notable.
Estuve en el de Park Plaza, una comida ligera antes de salir hacia el aeropuerto. De nuevo pedimos clam chowder. Esta sopa es adictiva cuando está bien hecha y la que nos sirvieron en este Legal estaba muy buena. Pedimos también unas ostras fritas, un plato también muy popular en Boston, ricas. Y aunque no es un plato muy local terminamos con una de las especialidades de la cadena, el gumbo de Luisiana, con gambas, un embutido similar al chorizo, okra frita y arroz. Potente, ligeramente picante y en una ración abundantísima. Con un par de cervezas, una comida muy satisfactoria por menos de 30 dólares por cabeza.
WASHINGTON
JALEO. Fue el primer establecimiento que abrió José Andrés en Washington. Un bar de tapas españolas que tiene al frente a un cocinero de Manresa, Ramón Martínez, quien lleva ya muchos años trabajando con Andrés. Una larga carta de vinos españoles, desde generosos hasta cavas o sidras. Probamos, entre otras cosas, el jamón ibérico con pan tumaca (buen jamón, buen pan), las croquetas (algo bastas), y unas puntillitas de Cádiz fritas con alioli (una sorpresa encontrarlas, las reciben desde España y están ricas, muy bien la fritura). En la carta también encontramos quesos de distintas zonas de España, ensaladilla rusa, pisto manchego, tortilla de patata, bravas, flamenquines, papas arrugás y, por supuesto, paella y otros arroces. La mayor parte con producto de calidad que el cocinero selecciona personalmente cuando viaja a nuestro país. Una auténtica embajada gastronómica de España.
BAD SAINT. Un restaurante filipino que está teniendo gran éxito en Washington. Local pequeño, informal, muy canalla, que recuerda a nuestros Nakeima o Tripea pero con platos de la cocina callejera y popular de Filipinas que se hacen al momento a la vista del comedor. Mesas altas y una mínima barra. El cocinero es Tom Cunanan, que trabaja con tan sólo dos ayudantes.
Carta brevísima con platos frescos y potentes divididos en tres apartados. Verduras y ensaladas, pescados y mariscos, y carne. En cada uno apenas dos o tres platos. Probamos casi todo. Me quedo con el “ginisang kabuti” a base de setas y yu choy, la ensalada “ifugao” con arroz al wok, melocotón asado y vinagreta de tamarindo, el “ulang na papiaran” de langosta, coco y cúrcuma, o el “longsilog” a base de carne de cerdo, huevo frito de pato y arroz salteado con ajo. Una sorpresa encontrar en la breve carta de vinos un Gus de Raúl Pérez, mencía del Bierzo adecuada para esta cocina.
OLD EBBIT GRILL. Todo un clásico en el centro de Washington. Se definen como el “saloon” más antiguo de la ciudad, abierto en 1856. A pesar de su enorme tamaño, está siempre abarrotado, con gente esperando mesa en la entrada. Al fondo tiene un “oyster bar”, con una larga barra que es donde estuvimos con José Andrés. Mucha variedad, prácticamente todas de la costa este. Probamos de distintos tipos, algunas verdaderamente buenas. Su precio, sobre los 3dólares por pieza. Tienen además una cuidada selección de vinos blancos por copas y por botellas. Una experiencia interesante.
BETHESDA CRAB HOUSE. En Bethesda, en las afueras de Washington, un modesto restaurante con terraza especializad en cangrejos. Los cangrejos azules de Maryland apasionan a los estadounidenses y esta es una de las mejores direcciones para probarlos. Cocidos al vapor, envueltos en especias y acompañados con una salsa de mantequilla, se sirven enteros, con una maza para romperlos y comerlos. Bandejas enormes de estos bichos para comer de manera muy informal (casi siempre en terrazas al aire libre). Hombre, comparados con el marisco español les falta algo de sabor, pero con los acompañamientos cumplen. Y es una experiencia divertida.
OYAMEL. Es el restaurante mexicano del grupo de José Andrés. Una larga barra donde picar o tomar un cóctel (ojo a los margaritas), y mesas repartidas por el amplio local. Allí se sirven platos tradicionales de México, desde un muy logrado guacamole o un tartar de atún rojo con aguacate hasta unos tacos de carnitas con chicharrones que me gustaron mucho.
CHINA CHILCANO. Otro de los establecimientos del imperio de José Andrés. Dedicado a la cocina chifa peruana, la que elaboran los chinos instalados en Perú. No faltan los ceviches, tanto los criollos como los nikkeis, pero lo que más me gustó fueron unos sobresaliente dim sum y siu mai, con una amplia variedad. Y por supuesto, cócteles clásicos como el pisco sour o el chilcano.
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Restaurantes Internacionales