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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

Club de Amigos del Idiazábal de pastor

Carlos Maribona el


Los habituales del blog saben que soy muy quesero. Y uno de mis quesos españoles favoritos es el Idiazábal. Por eso fue ayer una satisfacción que el Club de Amigos del Idiazábal de Pastor me nombrara socio del club, junto al director de cine Pedro Olea y los también periodistas Cristino Álvarez y Sonia Aparicio. En el acto, el actor Imanol Arias cedió la presidencia honorífica del Club a la cantante Amaya Uranga. La entrega tuvo lugar en el restaurante ARCE, en una agradable comida en la que estaban presentes muchos elaboradores (casi todos mujeres) del Idiazábal de pastor. Me dieron un pin, un carnet y, lo que es mejor, un magnífico queso.


El Club tiene cinco principios que se resumen en la defensa y el respaldo del Idiazábal y su elaboración artesana, un modo de vida tradicional que pervive, junto a la oveja de raza latxa, bajo el amparo de la D. O. Cuando compre un Idiazábal procure que lleve el distintivo de queso de pastor, lo que asegura que está elaborado en los caseríos por alguno de los 115 productores asociados, con leche de sus propias ovejas y cuidando todo el proceso. Su sabor es muy distinto del otro.


Hacía tiempo que no visitaba ARCE, el restaurante de Iñaki Camba. En el blog ha habido comentarios negativos sobre su forma de tratar a los clientes (comentarios que comparto), pero no cabe duda de que es un enorme cocinero, especialmente a la hora de elaborar setas y caza. El menú, con Idiazábal en todos los platos, tenía el riesgo de resultar cansino, pero Iñaki salió airoso:


Empezamos con varios aperitivos, entre los que me gustó mucho la melva con queso y anchoa, el tartar de queso con frutas sobre crema de calabaza, y el orly de Idiazábal.


Como platos, primero unas amanitas cesáreas y unos boletus en carpaccio con finas láminas de queso y aceite virgen (estupendo, mis primeras amanitas de la temporada); siguió un bocado con queso y yema de huevo de corral (para mojar pan); una corvina al gratén de hilado de puerro con Idiazábal (lo siento, la corvina era muy buena pero no puedo con los pescados con queso, creo que se matan); y para cerrar, una suprema de torcaz rellena de Idiazábal con salsa de vinos generosos(espléndida la paloma, con sus higaditos al lado, genial). Como postre, un pastel de Idiazábal sobre crema de manzana al calvados muy agradable.


Para beber había un blanco de Rueda (sauvignon blanc) que no pude identificar y un tinto Emilio Moro 2005. Imanol Arias, que sabe y le gustan los vinos, echó en falta su Cepa 21. Y nosotros también.

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