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Blogs El blog de Federico Ysart por Federico Ysart

Santiago, Londres y el Papa en Madrid

Federico Ysart el

Hablando de causalidades y por encima de la crisis económico financiera, algo importante debe de estar ocurriendo para que Camila Vallejo, bellezón comunista con piercing y estudiante de la Universidad de Chile, haya puesto patas arriba el país andino mientras en Londres hordas de bárbaros asolen el barrio de Tottenham y se expandan por Birmingham y Manchester incendiando y saqueando cuanto les viene en gana. Al mismo tiempo, en Madrid la multiforme tropa de indignados se coloca para chupar cámara a costa de la visita papal.



Cada uno de los escenarios tiene su propio telón de fondo. Lo de Chile va de protestas contra el sistema educativo público realmente deficiente. Como siempre lo ha sido. La cuestión quizá estribe en que ahora ese país que crece por encima del 6% anual está gobernado por la derecha. Los mineros del cobre dicen que se solidarizan y el gremio de los profesores de secundaria echa el cierre a los institutos movilizados por su dirigente antisemita Jaime Gajardo. Y así llevan más de un mes. Poco ha cambiado el cambio de ministro de Educación; tan sólo a su titular. Y es que las protestas se dejan oír más que las propuestas.

 

Lo del Reino Unido es harina de otro costal, el de la marginalidad de la inmigración malamente asimilada, cultural y racialmente, que caracteriza el distrito de Tottenham. Como en el otoño parisino de 2005 -nada ver con lo del 68-, este tipo de explosiones incendiarias refleja el fracaso de políticas de asimilación sin sentido ni responsabilidad. Si a ello se añade la propensión al hooliganismo que en tiempos normales ejercitan en los campos de fútbol, la atmósfera resulta incendiaria. La venganza por una muerte ha provocado cuatro más por el momento. Tampoco aquí se oyen más propuestas que la pura protesta y sucede que también en el Reino Unido hay un gobierno conservador.

Como en España lo habrá dentro de unos meses.


De los que en nuestro país van de indignados se sabe menos de lo conveniente: que no quieren aparecer como violentos, aunque pasan a serlo cuando la autoridad cumple sus funciones; ideológicamente no tienen más referente común que la protesta, aunque aquí algunos han exhibido propuestas; son jóvenes, pero tampoco demasiado; son estudiantes pero tampoco todos, etc.

Hoy ensayan ateismo y mañana se ensañarán con el gobierno de derecha. Salvo que la policía anteponga el actual buenismo pacifista a la normal defensa de los derechos del común impidiendo la ocupación de la calle con la autoridad que tiene atribuida, no tendrían por que llegar muy lejos a poca inteligencia que desarrollara el sistema que dicen rechazar.

Volviendo a las causas: no siempre hay que buscar las raíces en la crisis económica; el juego de las instituciones democráticas deja mucho que desear en muchos casos, y las masas son fácilmente manipulables.

Fenómenos de esta naturaleza inducen a pensar que la autoridad está en la calle a merced del primero que la tome.

 

Política
Federico Ysart el

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