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Blogs El blog de Federico Ysart por Federico Ysart

Libertad y competencia

Federico Ysart el
Sueño goyesco

Hace unos días fueron las petroleras, hoy las lecheras. Los arreglos entre quienes pretenden seguir abusando del público comienzan a ser descubiertos, y cobrados sus abusos. Antes fueron empresas telefónicas, gasistas, navieras, alquileres de coches y hasta cosméticas. ¿Para cuándo los partidos?, se preguntará el ingenuo.

La Comisión Nacional de Mercados y de la Competencia trabaja, y lo cuenta; algo es algo. Aunque los tribunales pongan más de un palo entre sus ruedas.

Ojalá la sucesión de expedientes sancionadores sirviera de escarnio a los explotadores de ese filón oculto que atesoran los mercados faltos de transparencia. El asunto forma parte de la salud ética y económica del país porque la carencia de escrúpulos de estos agentes económicos incita a la sociedad a gastar dinero en lo que no lo vale.

El refranero tiene acuñada una expresión muy gráfica: reunión de pastores, oveja muerta. ¿Se imaginan que los políticos hablaran con tamaña claridad?

La concertación de intereses para sacar provecho de una situación privilegiada, como lo es la del suministrador de bienes o servicios indispensables, atenta contra la libertad; es una forma de corrupción. Más discreta tal vez pero de efectos igualmente letales. Las víctimas del enjuague, que suelen contarse por millones, despilfarran sus disponibilidades que pasan a engrosar los fondos de armario de todos y cada uno de los tramposos.

¿Oímos algo sobre la transparencia en los mercados a cualquiera de los que el otro día debatieron sobre el estado de la nación? Tampoco el apuesto ciudadano llegado de Barcelona ha gastado un minuto de su tiempo en el asunto. ¿Mereció acaso una mención esto de los oligopolios apandadores en el debatillo a solas que se montó el amigo de Tsipras en el Círculo de Bellas Artes?

La cosa de la política anda desquiciada y a merced del soplo de unos medios no menos aturdidos ante la realidad, un monstruo que ellos mismos han contribuido eficazmente a crear; lo de Goya, el sueño de la razón produce monstruos, pero con menos razón que insensata frivolidad.

Recuperar la centralidad se ha convertido en eslogan. Lástima que no pase de ahí. Para emprender ese viaje habría que comenzar por rescatar el sentido común. Y cada cual desde su templete ofrecer al ciudadano opciones concretas, claras y diferenciadas para seguir adelante viviendo en libertad.

Política

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