En 1934 Pamela Lyndon Travers dio vida a «Mary Poppins», la niñera por excelencia y por todos conocida, con aires mágicos y tintes misteriosos. Una historia de magia particular que a día de hoy sigue siendo tan encantadora como siempre y sigue enganchando a los más pequeños, sobre todo a la adaptación cinematográfica que hizo Walt Disney en 1964 con Julie Andrews como protagonista. Pero como casi toda historia cinematográfica tiene detrás un buen libro. El libro es el embrión de todo.
En las pasadas navidades aprovechando el 75 aniversario del estreno del largometraje de Disney, han vuelto a hacer otra adaptación de otro de los libros escrito por Travers. Con «El regreso de Mary Poppins» se cierra el círculo de una de las secuelas que más se han hecho esperar. La marca de un clásico que por su capacidad para seguir siendo relevante para cada generación, y para ser reinventada como por arte de magia, hace de Mary Poppins una creación triunfalmente exitosa, prácticamente perfecta en todos los sentidos y para todas las edades.
Siguiendo con las pasadas navidades Alianza Editorial volvió a publicar el libro original «Mary Poppins» junto con «El regreso de Mary Poppins» en un solo volumen. En el podemos disfrutar -sí también los adultos- de una Mary Poppins que es, y siempre será, única, severa, confiable, profesional, mágica, de mejillas sonrosadas, ojos azules y, eternamente adorable. Podemos ir de la mano con Jane y Michael que «sabían muy bien que aquella mancha oscura era en realidad una figura de mujer, muy formal y arreglada, que llevaba un abrigo azul con botones dorados, un sombrero de paja y un paraguas con mango en forma de cabeza de loro metido debajo del brazo. Del cielo había venido y al cielo regresaba. Y ni Jane ni Michael tenían la más mínima intención de darle a nadie explicaciones, pues sabían perfectamente que muchas de las cosas que tenían que ver con Mary Poppins nunca podrían ser explicadas».
Pero el personaje original, como su autora, Pamela Travers, es mucho más oscuro y misterioso que la dulzura y la luz de Julie Andrews en la película de Disney; que podría ser una de las muchas razones para su capacidad continua de cautivarnos. Mary Poppins habita el mundo cotidiano de los vivos, con aires perfumados a tostadas recién hechas y jabón fresco, sin embargo, también nos lleva a lugares más «aterradores», ya que la magia siempre ha tenido un lado algo sombrío y misterioso, y a menudo surge de una gran crisis o de momentos de intensa necesidad.
P.L. Travers, su nombre original era Helen Lyndon Goff, (1899 – 1996) fue una escritora australiana conocida principalmente por dichos libros de Mary Poppins, acerca de esa niñera mágica y sobrenatural que llega con el viento del Este para hacerse cargo de los niños del matrimonio Banks. Los libros exploraron de manera perspicaz la tensa relación entre niños y adultos a través de una combinación de alusión mitológica y crítica social. Y se alejan de esa interpretación «disneyana».
Travers, se mudó a Inglaterra en 1924 dónde trabajó como corresponsal de periódicos australianos, con el apoyo de fondos adicionales de su familia.«Mary Poppins» fue un éxito internacional inmediato. Apareció por primera vez en una historia corta de 1926, y era una cuidadora brusca y eficiente que no admitía ninguna tontería de los niños a su cargo o incluso de sus padres. Vana y cáustica, no obstante, cautivó a los niños concediéndoles la entrada a su mundo mágico. Podía volar, hablar con animales y cuerpos astrológicos, y cambiar las estaciones. A lo largo de sus escritos, Travers hizo notar que no escribió solo para niños, descartando la categoría de literatura infantil como innecesaria. La juguetona distorsión de la realidad de Poppins y el anárquico rechazo de reglas innecesarias argumentaron el significado de toda la vida del mito y la fantasía y en contra de la construcción artificial de la infancia como un período finito.
Uno de los hechos que marcaron el libro años después, fue la polémica relación comercial de Travers con Walt Disney, quien había comprado los derechos en 1960, y sus esfuerzos para garantizar que su trabajo se tradujera fielmente a la pantalla, están relatados en la película Saving Mr. Banks (2013). Con frecuencia, Travers expresó su infelicidad con la representación edulcorada de Poppins en la adaptación de Disney y si lees los libros lo sabrás.
Puede que no sea una coincidencia, que el último resurgimiento de Mary Poppins se produzca en un momento en que nos enfrentamos todavía a una depresión económica más grave desde la Gran Depresión; Aunque la versión de la película de Disney cambió la historia de la empobrecida década de 1930 a los días dorados de la Inglaterra eduardiana, también presentó una carrera catastrófica en el banco donde trabajaba el señor Banks, un evento que refleja directamente la era en la que Travers escribió y preparó su novela.
Se ha escrito que la autora fue una mujer malhumorada, fácilmente irritable, egoísta e incluso cruel. Algo que parece que tiene Mary Poppins, que está en ese límite de cuidar niños y no dejarles pasar ni una, pero que realmente tiene un fondo bueno y mágico que hace fluir la imaginación y el juego de quienes se encuentran con ellas, explorando y descubriendo mundos y experiencias nuevas que antes jamás se podían haber planteado ni siquiera que existiesen. En este viaje mágico se añade la interpretación que hizo la ilustradora Mary Shepard (1909-2000). La edición de Alianza Editorial va acompañada de los entrañables trazos sutiles de esta modesta ilustradora cuyos dibujos lineales de Mary Poppins dieron vida durante la serie de los siete libros de Travers publicados desde 1933 hasta 1988.
En definitiva, una delicia para leer o releer y adentrar a los más pequeño en el fabuloso y mágico mundo de la lectura a través de un personaje que marca y no deja indiferente al lector y que hace posible todo aquello que se proponga un personaje con una identidad fundada en la diferencia.
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