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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

El japonés Jiro Taniguchi menos conocido

Pablo Delgadoel

El pasado mes de febrero murió a los 69 años Jiro Taniguchi, considerado uno de los autores de cómic japonés más relevantes de su generación. Aunque ya se ha hablado bastante de su trayectoria y de cómo ésta marcó una época, tanto en el manga como en el cómic occidental siendo Taniguchi puente entre ambos. Del cómic occidental, adoptaría la riqueza de sus decorados y la multiplicidad de informaciones en cada viñeta. De la estética clásica del manga, guardaría sobre todo, la prioridad que se le da al movimiento consiguiendo así, dibujos dinámicos cargados con gran expresividad. Una expresividad que en algunos casos era tranquila, mostrando simplemente la vida cotidiana de sus personajes. Viñetas reposadas que rebosan vida. Sus historias están marcadas por un especial énfasis lírico, lo que hizo que se le conociese en algunos círculos como “el poeta del manga”.

Cercano a esa fecha de su necrológica se publicó por parte de Planeta Cómic Hotel Harbour View. Dos historias diferentes pero relacionadas por la figura de una asesina. En el Hotel Harbour View, un japonés expatriado en Hong Kong pasa su tiempo bebiendo, fotografiando a una prostituta y esperando la muerte a manos del asesino que sabe que vendrá a por él.

Orientado a un público adulto (como la mayoría de sus obras), Hotel Harbour View asombra por la plena antítesis a los valores más apreciados de sus obras más reconocidas. Pasa de destacar por aparecer unos personajes naturales y profundos muy diferentes a los protagonistas del manga juvenil, y por la complejidad de historias aparentemente sencillas, además de un humanismo que atraviesa su obra siendo este familiar en donde se conocía mucho menos al hombre. Un hombre más natural, reservado y proclive a dejar hablar a sus obras. En Hotel Harbour View nos encontramos un personaje atormentado por los recuerdos, siendo la venganza su único sino en la vida que lleva desde el momento del asesinato de su hija. En esta obra, aún no había consolidado Taniguchi un estilo propio de sus influencias formativas, entre las que pueden apreciarse tanto el gusto por el álbum europeo (sobre todo en los rostros, muy alejados del estándar japonés).

Dos historias que se reparten las casi cien páginas del libro: Hotel Harbour View, que presta su título al volumen, y Breve encuentro, que está dividida en dos actos. Sekikawa y Taniguchi se centran en las sensaciones y el entorno que rodea a los personajes, en la fatalidad inexorable que guía a unas mentes circunspectas, sin lazos reales casi con nadie. El ritmo atrapa desde un principio que es trepidante, al más estilo de las mejores novelas noir, en dónde la acción es punto esencial de la trama gráfica.

Abundantes panorámicas contextualizan a estos seres sin pasado ni futuro, en una urbe que les es indiferente. En dicho principio la página se fragmenta en grandes columnas verticales contemplativas que encierran y agobian con unos dibujos a todo color. El diálogo puede leerse con los personajes fuera de cuadro, mientras vemos lo que ellos ven, o nos paseamos por detalles de su ubicación. Una de las características de la obra es el empleo de ausencia de dialogos, mostrando así Taniguchi un mirar que resume la actitud resignada de los personajes ante el mundo que les rodea. Taniguchi les vigila, les acorrala en viñetas cuyos marcos recortan sus caras, en ángulos que los trasposicionan y amplifican la tensión sobre sus dudas e inseguridades.

Acompañado por un dominio absoluto de los recursos expresivos del manga, Taniguchi es un extraordinario dibujante cuyo trazo hunde sus raíces en la rica tradición del grabado japonés (ukiyo-e). El ukiyo-e por lo general, era adquirido por personas sin suficiente nivel económico como para poder comprarse una pintura original. El tema original de los ukiyo-e era la vida de la ciudad, particularmente actividades y escenas de lugares de entretenimiento. Cortesanas hermosas, robustos luchadores de sumo y actores populares eran representados realizando actividades atractivas. Más adelante los retratos paisajistas se popularizaron, y los temas políticos e imágenes sobre individuos de los estratos bajos de la sociedad fueron prohibidos, pasando así a ser temas raramente elaborados. El sexo fue también un tema prohibido, pero aparecía de forma continua en los impresos ukiyo-e. Tema que en Hotel Harbour View, es claramente explícito casi traspasando la raya de la pornografía, pero que de forma elegante Taniguchi no sobrepasa dicha barrera visual.

A nadie sorprende que los mangas se empiecen a leer en el sentido inverso al habitual de un libro (Imagen de arriba, secuencia de viñeta de derecha a izquierda). Lo que para un occidental sería el final del libro, en el manga es el principio. En japonés las viñetas y páginas se leen de derecha a izquierda, y la mayoría de los mangas que se traducen a otros idiomas respetan este orden. Y esta es una de las facetas a destacar en esta edición de Hotel Harbour View, que mantiene el sentido natural de lectura del manga. Una experiencia que para el que no esté acostumbrado a leer en este sentido, le será rara, pero merecerá la pena realizarla, ya que aplicará una experiencia más sensorial a la obra de Taniguchi, en la que existe una mayor variedad en las transiciones entre viñetas que en los cómics occidentales, con una presencia más sustancial del tipo que denomina «aspecto a aspecto», en la que el tiempo no parece avanzar.

Hotel Harbour View, se sale del estilo que se encasilló a Taniguchi, en el que sus libros son un inmenso canto a lo más alto de la condición humana y nos hacen partícipes de una infinita ternura, admiración, compasión y respeto por todo lo existente. Enseñan a mirar el mundo de otra manera y a tener una vida más plena. Sus cómics son bellos y deslumbrantes, poéticos y reflexivos y producen una honda emoción inteligente sin la necesidad de imponer una rígida teoría y una especial sensibilidad hacia la naturaleza y de una actitud vitalista que con unos criterios estéticos y narrativos articula las secuencias en viñetas de forma magistral.

Una obra Hotel Harbour View, en la que encontramos el contrapunto de encuadres basados en la sinécdoque apoyados en planos generales seguidos de primeros planos enfáticos que otorgan un especial protagonismo a los detalles o en los puntos de vista insólitos que proporcionan a su obra un estilo narrativo diferente, esta vez lejos del sosiego y la contemplación y más cercano a la lucha tanto física como interior.

“Hotel Harbour View” // Jiro Taniguchi // Planeta Cómic // 2017  // 16,95 euros

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